El diccionario de la Real Academia define al líder como la persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora.
Los líderes nacen, no se hacen, salvo honrosas excepciones. Un líder tiene que identificarse con su pueblo o su sector, por ello es que hay liderazgos regionales como el de Jaime Nebot Saadi, a quien un alto porcentaje de los guayaquileños admira por su capacidad y las obras que ha hecho en Guayaquil, lo cual es reconocido por propios y extraños, pero lamentablemente no ha logrado identificarse como representante de un vasto sector de la Sierra.
El pueblo considera como su líder político a quien se identifica con él. A quien lo considera su amigo y habla su mismo idioma. A quien le dice lo que quiere oír.
En el Ecuador, durante los últimos 50 años hemos tenido líderes políticos de la talla de José María Velasco Ibarra, García Moreno, Asaad Bucaram, Abdalá Bucaram, Rodrigo Borja y León Febres Cordero, para mencionar unos cuantos, pero también hemos tenido líderes empresariales como: Rodrigo Paz, Luis Bakker y Mario Rivadeneira, para hablar de los más recientes en la Sierra; y Juan X. Marcos, Luis Noboa Naranjo y León Febres Cordero en la Costa. Lamentablemente, en la actualidad y en mi opinión, carecemos de líderes políticos y empresariales con presencia nacional.
No hay líderes políticos porque el presidente Correa, nos guste o no, ha asumido contemporáneamente en la política un liderazgo sin parangón. Sepultó a los partidos políticos y a sus “líderes”. Y a nivel empresarial, la gran mayoría -con honrosas excepciones- de los Presidentes de las Cámaras de la Producción, quienes deberían ser los líderes de los empresarios, no opinan por temor al SRI o porque están dedicados a defender sus negocios y los de sus socios, o a rescatar las empresas que administran para sus verdaderos accionistas. Temo no equivocarme al sostener que muy pocos empresarios se identifican con ellos.
Hay un gran desconcierto por la práctica desaparición de las Cámaras de la Producción, las cuales en el pasado, ante situaciones como la actual, hacían sentir el peso de su apoyo y respaldo al empresario privado.
Si no fuera por las frecuentes opiniones vertidas en los medios de comunicación colectivos por los economistas Walter Spurrier, Abelardo Pachano, Pablo Lucio Paredes y Mauricio Pozo, para mencionar los más destacados, los empresarios no tuvieran mayor orientación económica.
Esta falta de liderazgo ha motivado que muchos ecuatorianos vean con buenos ojos al coronel Lucio Gutiérrez, quien obtuvo una importante votación en la última elección popular y a quien muchos consideran que se ha convertido en el ‘líder’ de la centro-derecha en este país. “Cosa más grande de la vida”, como decía Trespatines.