Fabiola Carrera Alemán
Incalculables ‘inversiones’ se hacen en el país, argumentando cualquier pretexto: aeropuertos, terminales terrestres, elefantes blancos, viajes innecesarios, multimillonarios contratos a dedo, compra de aviones, jets, armamento, helicópteros, etc.
Sin embargo, nadie se preocupa por dotar a las cárceles de una infraestructura apropiada que, aparte de cubrir los requerimientos cada vez mayores debido al elevado y creciente índice delincuencial, se encuentren provistos de amplios y productivos espacios destinados a talleres, parcelas agrícolas, bodegas, canchas deportivas y otras áreas destinadas a la rehabilitación de los presos.
Pero los presos se fugan permanentemente horadando las centenarias y vetustas paredes o utilizando los innumerables túneles construidos para el efecto, desde luego, no sin antes haberse ‘perfeccionado’ en la organización y el cometimiento de delitos para luego y, con saña, salir nuevamente a las calles a hacer de las suyas.
Estamos comprobando cómo el sicariato se ha vuelto pan de cada día, pues la falta de espacio físico y el consecuente ablandamiento de las penas, hace que los detenidos salgan, legal o ilegalmente, en forma inmediata y tomen represalias contra sus delatores.
Por favor, señores gobernantes, hagamos una verdadera inversión salvando a estos seres humanos de las garras de la delincuencia y protegiendo la integridad física y mental de todos quienes habitamos en este otrora pacífico país convertido, hoy más que nunca, en ‘tierra de nadie’. ¡No queremos más derramamientos de sangre!