162 sectores, vulnerables a incendios forestales en el Distrito Metropolitano

En el Parque Metropolitano Guangüiltagua (norte) una brigada de la Epmmop abre caminos para cortar el fuego. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

En el Parque Metropolitano Guangüiltagua (norte) una brigada de la Epmmop abre caminos para cortar el fuego. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

En el Parque Metropolitano Guangüiltagua (norte) una brigada de la Epmmop abre caminos para cortar el fuego. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Cada tres años, el fuego se ha hecho presente en Quito con mayor agresividad. Las estadísticas del Cuerpo de Bomberos dan señas de que históricamente, un mayor número de eventos y más hectáreas (ha) de bosque afectadas se han registrado en el 2012 y en el 2015, por lo que para este año, el plan fuego viene reforzado.

La próxima semana está previsto que el Municipio realice el lanzamiento oficial del plan, que busca evitar la propagación de incendios forestales en el Distrito Metropolitano.

Juan Zapata, secretario de Seguridad, explica que con el lanzamiento se activan las mesas de emergencia cinco y seis, que tienen que ver con incendios y remolinos de viento.

En el Distrito hay 162 sectores vulnerables que son constantemente monitoreados. La mayoría de ellos se ubica en la administración Manuela Sáenz y en el valle de Tumbaco. En ambas zonas se asientan 68 sectores sensibles.

Los bomberos tienen registrados entre los puntos más vulnerables, los cerros Atacazo, Puntas y Cochauco, y la reserva del Antisana, pero también están los parques metropolitanos del norte y del sur, Puengasí, Itulcachi, Mojanda, el cerro Unguí, San Antonio de Pichincha, La Libertad, La Pulida y la Forestal.

En los últimos 20 años, unas 24 000 ha fueron consumidas por el fuego. Los tres años en los que más incidentes de este tipo se registraron fueron el 2001, cuando se perdieron 5 281 ha; en 2012, con 4 882 ha, y en 2015, con 3 287 ha. En esta última, tres bomberos murieron.

Verónica Arias, secretaria de Ambiente, explica que este año, uno de los puntos más importantes ha sido trabajar en capacitación, sobre todo, en zonas rurales. En total, dice la funcionaria, 529 estudiantes de Minas, Puéllaro, Calderón, Jipijapa, Píntag y Pomasqui fueron instruidos.

Esto como parte de un convenio que firmó esta Secretaría con el Ministerio del Ambiente para prevenir incendios forestales, y trabajar coordinadamente en la ejecución de acciones de respuesta. Dentro de ese marco se capacitó a 40 guardabosques de los parques metropolitanos y a gente de las comunidades cercanas a lugares susceptibles a incendios.

Arias explica que el 90% del territorio de Quito corresponde a áreas rurales, en las cuales el 60% es vegetación natural que debe ser conservada. Además hay otros sectores sensibles como las 182 quebradas y los 12 parques metropolitanos.

Según Zapata, debido a las campañas en prevención el año pasado se logró disminuir el número de incendios en un 96%. Se ha trabajado en generación de conciencia ciudadana, explica, porque el 99% de los incendios es provocado.

Como parte del plan se generará patrullaje preventivo con personal del Cuerpo de Bomberos, Agencia de Tránsito y Cuerpo de Agentes de Control. Además, se pidió apoyo a la Policía Nacional. Así, sumarían unos 500 motorizados.

Arias explica que además de las jornadas de prevención se trabaja en la campaña Adopta un árbol, para recuperar la cobertura vegetal.

Al momento, personal del Municipio realiza el desbroce en zonas conflictivas.

En el Parque Metropolitano Guangüiltagua (norte), por ejemplo, personal de la Empresa de Obras Públicas (Epmmop), trabaja en la apertura de caminos cortafuegos.

Se trata de vías que atraviesan la vegetación y cumplen dos funciones. En primer lugar son caminos de acceso que facilitan el ingreso de personal y maquinaria, en caso de presentarse alguna emergencia, y además, sirven para bloquear la continuidad del fuego al resto de la vegetación si hubiera un incendio.

Hasta el momento se han abierto 3 km de líneas cortafuegos de tres a cinco metros de ancho. Además, se trabaja con maquinaria pesada para asegurar que las vías estén en óptimo estado y faciliten el acceso a vehículos de emergencia.

Para David Cevallos, experto en incendios y en seguridad y salud ocupacional de la Universidad de las Américas, la situación es preocupante ya que debido a las intensas lluvias, la maleza está crecida. El sol fuerte seca ese material en tan solo unos días y lo convierte en combustible.

Cevallos explica que en las zonas rurales ocurren la mayor cantidad de incendios por varias razones. Hay personas que inician quemas intencionales en busca de mejorar la fertilidad del suelo, pero el fuego crece y se sale de control. También hay quienes tratan de calcinar la basura.

Para Cevallos, la reacción del Cuerpo de Bomberos es efectiva; sin embargo, cuando el incendio se ha tornado de grandes proporciones, el personal es insuficiente y no logra controlar las llamas. De allí la importancia de una alerta temprana.

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