El cabo primero Cristian Janes Cortez trabaja en el radar del avión que sobrevuela y vigila a la flota extranjera. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Las puertas se abren en la base aérea de Guayaquil, y del avión Casa AN-204 de la Marina descienden 12 tripulantes. Todos visten con overol verde oliva y en su brazo derecho tienen un parche azul que dice: “Exploración aeromarítima”.
Llegan de Manta, en donde está la base de operaciones de este grupo especial de la Armada, encargado de vigilar por aire el territorio marítimo del Ecuador. Desde junio pasado también monitorean a la flota pesquera china que se mantiene cerca de las islas Galápagos.
Cada día, un equipo de esta unidad sobrevuela la zona en donde aparecen los buques extranjeros. EL COMERCIO estuvo en una de esas operaciones, que duran 14 horas.
El viaje, desde Guayaquil hasta la flota china, toma al menos tres horas y media. El ruido de las turbinas es ensordecedor. En la aeronave, los técnicos monitorean con un radar y una cámara de video de largo alcance, que permite observar con detalle la flota china.
Generalmente, los aviones vuelan a 18 000 pies de altura. Pero los exploradores marítimos pueden hacerlo a 500 pies.
Mientras el Casa avanza, el radar detecta el área de los buques. El avión desciende y con la cámara se observa al primer barco chino. Desde el cielo se asemejan a grandes puntos negros. Están separados. Entre el uno y el otro hay una distancia de al menos 250 metros.
Son varios. El centro de Monitoreo de la Armada tiene un registro de más de 500, que en los últimos meses han llegado al límite marítimo del Ecuador.
Los marinos saben que en la noche se puede ver con mayor facilidad la magnitud de la logística extranjera. “Las luces dan una idea de una ciudad entera”, advierte uno de ellos.
Con la cámara se ven las cubiertas y las redes con las que pescan. No se mira la pesca. Los uniformados aseguran que todo lo capturado lo mantienen en congeladores gigantes que operan en la parte baja. Tienen una estructura bien armada de “buques factoría”.
Así se conoce a los barcos que cuentan con congeladores y plantas para procesar el producto. Los chinos también tienen colaboradores que les proveen de combustible. Según la Armada, estas embarcaciones llegan desde Panamá.
El control no solo se realiza en el aire. Desde el avión se coordina con una lancha de guardacostas que está en el área.
Allí hay 26 efectivos que rodean a los extranjeros. Una corbeta con un helicóptero y 55 hombres también apoyan en las operaciones. Ellos permanecen semanas monitoreando los movimientos. El trayecto marítimo desde Guayaquil al punto en donde están los buques chinos dura tres días.
A su retorno, cada comandante debe emitir un informe con detalles de todo lo observado. Pero no se especifica qué tipo de especies capturan los extranjeros, porque los marinos no tenían autorización para subir a los buques e inspeccionar.
“Ellos se mantienen fuera de la Zona Económica Exclusiva. Allí no tenemos jurisdicción”, dice uno de los marinos que opera desde el avión. Tras el anuncio de China de aceptar que Ecuador revise sus buques, la Marina todavía no tiene establecido cómo se ejecutarían esos controles.
Entre tanto, la vigilancia aérea se mantendrá con fuerza.