Las donaciones de las damas cotopaxenses residentes en Quito llegaron el lunes pasado a la Cruz Roja de Latacunga. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Desde Quito, en una camioneta rentada, llegó la segunda donación que ha recibido la Cruz Roja de Latacunga desde que se inició el proceso eruptivo del volcán Cotopaxi.
Se trataba de 4 000 cuellos de tela, que pueden usarse como bufanda y mascarilla. Serán repartidos en los sectores más vulnerables a la caída de ceniza. Las Damas del Club Cotopaxi residentes en la capital entregaron el material.
Ellas compraron la tela y pagaron por la elaboración de los cuellos. No son desechables -a diferencia de las mascarillas comunes- y se pueden lavar.
Lo hicieron como un gesto de solidaridad con sus coterráneos. Susana Naranjo, presidenta de esta organización, lo dice con orgullo.
Los cuellos de tela se suman a las 4 500 mascarillas que las Damas del Club Cotopaxi ya dieron a la Cruz Roja. Se almacenan en el edificio al que la institución de socorro evacuará si la actividad volcánica se incrementa.
El Patronato de Amparo Social y el Municipio de Latacunga también se han convertido en centros de acopio de los implementos. Aunque en ambas instituciones reconocen que no hay un plan definido para canalizar las donaciones.
Lo que la gente necesita se reparte, sin un registro que permita cuantificar ingresos y egresos. El Patronato, por ejemplo, entregó kits infantiles (incluyen kit de aseo y material escolar) en Langualo, San Agustín, Joseguango Alto y el centro de Mulaló. Fue una donación que realizó la Bolsa del Samaritano, una organización cristiana que quiso ayudar a las personas de pocos recursos.
Andrea Sánchez, presidenta del Patronato, ha enviado cartas a las empresas privadas para que les donen alimentos no perecibles como atún o granos. Eso ha llegado en menos cantidad y esperan, con los nuevos aportes, armar paquetes que estén listos de víveres para repartirlos en caso de una emergencia mayor.
La prevención será clave para ayudar a las personas, como refiere Sánchez, pues si la erupción es de gran magnitud las vías principales podrían verse afectadas y eso complicaría también el ingreso de provisiones a Latacunga.
Pablo Morillo, coordinador zonal de la Secretaría de Gestión de Riesgos, explica que está previsto coordinar con todas las instituciones una gran campaña de donaciones para que los habitantes de otras provincias y las empresas privadas puedan hacer aportes. De momento, en esa entidad pública no se han recibido ningún aporte externo.
El Municipio, en cambio, tiene colchones, agua y medicinas que varias empresas privadas han entregado desde que se activó el volcán, el 14 de agosto pasado. Parte de lo que han recibido ya ha sido entregado a las comunidades, sin embargo, no tienen un detalle.
El 27 de agosto recibieron un aporte de Farmayala, de más de 100 cajas con sobres de drenaflen, un medicamento soluble para la tos. Hasta el lunes pasado estaba en las bodegas. Será entregado al Patronato para que armen kits con más medicinas, como ibuprofeno. La entrega se haría la siguiente semana, en las comunidades más afectadas por la ceniza.
El alcalde de Latacunga, Patricio Sánchez, también ha enviado cartas para que las empresas privadas provean materiales como colchones y almohadas que serán necesarias. El Municipio está equipando albergues locales con esos implementos.
La Cruz Roja, de su lado, impulsa una campaña de donación de sangre para tener suficientes provisiones en caso de que se necesite atender heridos. Si la alerta cambia a naranja, todo el banco de sangre será evacuado hacia el edificio en Isimbo y allá se instalarán los laboratorios. Hasta el lunes, se recibió 1 568 pintas a través de donaciones. Las campañas en territorio continuarán y se prevé que la próxima semana estén el sector de Saquisilí, según Victoria Albán, presidenta de la sede de esta institución en Latacunga.
Potenciales amenazas para la población
Sismos volcánicos. La mayoría de volcanes casi siempre presentan actividad sísmica, aun en los períodos en que se encuentran en calma.
Gases volcánicos. Antes, durante y después de una erupción es común detectar un aumento en la cantidad y tipos de gases.
Flujos pirotécnicos. Son mezclas muy calientes de gases, ceniza y fragmentos de roca, que descienden desde el cráter a gran velocidad.
Lluvia de ceniza. Las partículas más pequeñas suben a mayores alturas, donde son acarreadas por el viento y caen a mayor distancia del cráter.
Lahares. Flujos compuestos de materiales volcánicos sueltos, mezclados y removilizados por el agua. Su magnitud puede variar según el evento.
Piroclastos. Durante las explosiones volcánicas, los gases y material piroclástico son expulsados desde el cráter. Caen cerca del volcán.