Imagen referencial. El artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal sanciona el delito de violación con pena
privativa de libertad de diecinueve a veintidós años. Foto: Pixabay
Un tribunal condenó a un hombre a 22 años de cárcel y a pagar una multa de USD 15 000 por violar de manera reiterada a su hija durante tres años, informó este martes 19 de marzo del 2019 la Fiscalía General del Estado (FGE) de Ecuador.
Los tres magistrados que formaron parte del tribunal condenaron unánimemente al hombre, identificado como Wellington Bolívar S., con la máxima pena por el delito de violación, tipificado en el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).
El hombre violó a su hija desde los 12 hasta los 15 años de manera reiterada, hasta que la pareja de esta decidió presentar una denuncia ante la Unidad de Flagrancia del Ministerio Público.
Durante el juicio, la fiscal encargada del caso, Ruth Castillo, sustentó su acusación con pruebas testimoniales y documentales entre las que constaron los testimonios de los agentes que investigaron el caso y detuvieron al condenado, de la médico legista y de la propia víctima.
Asimismo, se llevó a cabo una valoración psicológica de la joven, el reconocimiento del lugar de los hechos y una pericia de entorno social, con los que se probó la materialidad de la infracción, así como la responsabilidad del procesado.
Tras la denuncia del novio de la víctima, se formularon cargos contra el sentenciado por un delito de violación y se le dictó la prisión preventiva.
El hombre escapó de prisión, pero fue capturado días antes de la audiencia de evaluación y preparatoria de juicio.
Según el boletín de la Fiscalía, los asaltos sexuales comenzaron cuando la menor tenía 12 años, momento en el que su progenitor volvió de una estancia en España, quien aprovechaba que su madre salía a trabajar para consumar el delito en la vivienda familiar.
Para doblegar su voluntad, el procesado amenazaba a su hija con hacer daño a la madre, a familiares o a su pareja sentimental si contaba algo de lo que sucedía.
Cuando la adolescente cumplió 15 años escapó a la casa de su abuela, pero sus padres y su novio lograron que volviera a la vivienda familiar.
Fue en ese momento que la menor relató a su madre lo que ocurría, pero esta no le creyó ya que su padre negó categóricamente la acusación para luego pedirle perdón.
Por esta razón, le contó a su novio lo que sucedía y, en enero de 2016, este procedió a denunciar los hechos, que esta semana fueron aceptados por el tribunal que dictó sentencia.