Vinicio Salgado, director del Observatorio de Comercio Exterior. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Entrevista a Vinicio Salgado, director del Observatorio de Comercio Exterior
¿Cómo se explica el giro del Gobierno, que ahora promueve la apertura comercial y ofrece cero restricciones a las importaciones y exportaciones?
El Presidente de la República necesitaba alejarse de su antecesor, no solo en cuanto al estilo de hacer política. Los resultados de la última década dejaron como herencia un rezago en materia de negociaciones comerciales. Y en un mundo muy globalizado, un país pequeño como el Ecuador necesita buscar mercados grandes y fuertes, como un mecanismo de desarrollo en el mediano y largo plazos. En esto no hay ideología.
¿Retrocedió el país por la política proteccionista de la última década?
El retroceso es evidente en las tasas de crecimiento de las exportaciones. Los exportadores, además, empezaron a enfrentar barreras que nuestros competidores directos –Colombia y Perú- ya lograron eliminar. Por ejemplo, mientras nosotros perdimos las preferencias arancelarias con EE.UU. (Atpdea) nuestros vecinos las superaron y han crecido en ese mercado.
La prioridad para el Gobierno será EE.UU., un país que está poniendo barreras comerciales a sus principales socios. ¿Qué se puede esperar del anuncio?
Las condiciones internacionales han cambiado por el enfoque nacionalista del presidente Donald Trump. Eso significa que se puede llegar a un acuerdo pero en otros términos. Dudo mucho que Trump revise los acuerdos firmados con Colombia y Perú, que servirán de referencia para un acuerdo con Ecuador. Desde un punto de vista económico y técnico, es positivo aspirar a lograr mayor acceso al mercado de EE.UU., que es el principal socio de Ecuador. Incluso en la década pasada, sin acuerdo comercial, ese fue nuestro principal mercado.
La negociación bilateral sería entre un país pequeño y uno gigante. ¿De qué depende que Ecuador saque ventaja del acuerdo?
De los términos de la negociación, pero sobre todo de lo que se haga luego de firmar el acuerdo. Por sí solo, un acuerdo comercial no garantiza nada si no está acompañado de una política interna de fomento productivo. Es lo que se llama agenda interna.
¿En qué consiste esa agenda interna?
Es el plan que se diseña para hacer dos cosas: aprovechar al máximo las oportunidades comerciales y preparar a los sectores productivos para afrontar la apertura comercial.
¿Esa agenda es el plan económico que todavía no presenta el Gobierno?
Es parte de ese plan.
¿Cuándo se verán los primeros resultados de este acercamiento con EE.UU.?
Es muy pronto para saber cuáles serán las directrices en la negociación. Hay que tener en cuenta que Trump le dijo a México y a Canadá que quiere una negociación bilateral, ya que quiere un mayor control sobre ciertos sectores. La señal para Ecuador es que busca un acuerdo menos aperturista, un TLC acotado. Eso se verá en los próximos meses, cuando haya respuestas de Estados Unidos sobre el deseo de Ecuador de negociar.
Para el segundo semestre de este año se prevé que funcione el Comité de Comercio e Inversiones entre Ecuador y Estados Unidos. ¿Qué implicará eso?
Ahí hay un claro interés de EE.UU. por negociar. Lo que quiere es que antes de sentarse a negociar ya existan las condiciones mínimas para lograr un acuerdo, para que se puedan hacer negocios.
Para eso se deberán resolver las barreras que aún existen y que EE.UU. las puso en una lista de temas ‘irritantes’.
Sí. Y hay que tener cuidado con esa lista y hacer un análisis minucioso de cada tema.
¿Por qué?
En los procesos de negociación es común que los países traten de hacer en las fases previas una cosecha temprana, es decir, resolver a su favor los temas que pueden ser monedas de cambio durante la negociación. Hay que ver qué se puede ofrecer de entrada y qué se puede guardar para la negociación. Por ejemplo, la eliminación de la tasa aduanera es una señal que muestra el interés del país de negociar.
El Gobierno también busca entrar a la Alianza del Pacífico, un bloque que promueve el libre comercio. ¿Es conveniente?
Este bloque busca la liberación comercial, pero ese proceso no es de corto plazo. Lo importante es estar en ese proceso. A Ecuador sí le conviene entrar en este bloque porque es la puerta de entrada al Asia. Me parece bien que primero se busque consolidar el mercado más grande para el país (EE.UU.) y luego apuntar al Asia. Ecuador puede convertirse en un ‘hub’ que facilite el comercio entre Asia y los países del Pacífico.
El primer paso será un acuerdo con México, pero el sector industrial ya puso reparos. ¿El país está listo para la apertura?
Siempre habrá esa actitud de los sectores industriales, de querer ir con cautela y mantener en algunos casos el ‘status quo’. Pero desde México también habrá otra actitud, por las implicaciones que hoy tiene la renegociación de su acuerdo comercial con EE.UU.
La eliminación de la tasa aduanera era previsible. ¿Qué otras medidas se prevén en la misma línea?
Las medidas que restringen el comercio generaban recursos para financiar el déficit fiscal. En la medida que se vaya reduciendo el déficit vamos a ver un relajamiento gradual de las medidas proteccionistas.
Formación. Economista, con especialidad en Economía Agrícola y posgrado en Comercio y Finanzas en la Universidad de Barcelona.
Experiencia. Miembro del equipo negociador del Ecuador para la adhesión a la OMC, el TLC con EE.UU., la CAN y el Acuerdo Multipartes con la Unión Europea, en acceso a mercados agropecuarios y medidas sanitarias. Docente universitario, consultor de temas agrícolas y actualmente Director Ejecutivo del Observatorio de Comercio Exterior.