En el Palacio de Carondelet se conmemoró los 208 años de la gesta libertaria este 10 de agosto de 2017. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO.
Desde las 18:00 de este jueves 10 de agosto de 2017, decenas de personas empezaron a llegar a las inmedicaciones de La Basílica para asistir a la segunda noche de la Fiesta de la Luz.
Paola Maldonado esperó sentada frente al templo junto a dos compañeras de trabajo. “Aprovechamos el inicio del feriado para venir al Centro Histórico”, comentó.
Los efectivos de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) restringieron la circulación desde la calle Caldas para empezar con la peatonización de la zona. Los agentes controlaban a los vehículos mal estacionados. Pero no se inspeccionó a personas que cuidaban carros y exigían un pago de USD 3 para permitir a los ciudadanos parquearse en las plazas de la Zona Azul.
La segunda jornada del Festival de la Luz arrancó más tarde debido al desarrollo de la Velada Libertaria por el Pimer Grito de Independencia, en el Palacio de Carondelet, donde se instaló una iluminación especial y se colocaron parlantes. También se desplegó un sistema lumínico que pintó Carondelet de los colores de la bandera tricolor y se desarrolló un espectáculo de pirotecnia.
En la Plaza de la Independencia se instalaron pantallas gigantes para que la gente pudiera observar la presentación de los miembros del grupo de Escolta Presidencial, Granaderos de Tarqui. Ellos realizaron un acto especial para conmemorar los 208 años de la gesta libertaria. Este evento fue organizado por la Presidencia de la República.
Pasadas las 20:00, las luces en las diferentes obras de la Fiesta de la Luz se empezaron a encender paulatinamente. En ese momento, las miradas de los asistentes se elevaron al ala sur de la Basílica.
Ahí, la obra denominada Basilicolor dotó de policromía a las cúpulas y las paredes, usando técnicas fotográficas de alta definición y proyecciones de potencia.
Miguel Robles asistió al espectáculo junto a su esposa. Ambos decidieron iniciar el recorrido en la Basílica y de ahí descender por la calle García Moreno. “Así el recorrido es más fácil”, indicó.
En la parte posterior de la Basílica, el Altar de Luz a cargo de la artista ecuatoriana Isabel Páez llamó la atención de los asistentes por sus raíces cubiertas de luces led. Esta instalación física evocó con efectos lumínicos la naturaleza que rodea a Quito.
A pocos metros, agentes de la Dinased vigilaban que no existieran menores de edad solos entre la multitud. En la primera noche del Festival, ocho niños menores de cinco años se perdieron del cuidado de sus padres. Así lo contó Roberto Enríquez, jefe provincial de la Dinapen.
Algunas cuadras más abajo, en las calles Cuenca y Chile, las personas tuvieron que avanzar con dificultad ya que esas son las vías más angostas del recorrido.
Sin embargo, el espectáculo en la iglesia de La Merced valía la pena. Ahí se presentó la obra Estratos, que combinó sonidos analógicos, imágenes en movimiento y gráficos computarizados que exploran la geografía y biodiversidad del Cotopaxi.
Así, el inicio del feriado estuvo marcado por espectáculos lumínicos que congregaron a miles de quiteños. Según datos del Municipio, en la inauguración del Festival de la Luz más de 200 000 personas asistieron al Centro Histórico.