La calle Sucre, en Tulcán, ha recuperado su dinámica comercial este 2021. Foto: Javier Montalvo para EL COMERCIO
Un corredor comercial para el traslado de mercadería proponen los comerciantes minoristas, ante el cierre de Rumichaca. A otros no les preocupa que se habilite el paso, porque los compradores ahora se quedan en Carchi y no van a Ipiales.
Así lo perciben decenas de propietarios de pequeños y medianos locales, principalmente de Tulcán. Ellos aseguran que los carchenses y otros compradores de la Sierra norte ya optan por hacer sus compras en su provincia.
El pasado martes, 16 de marzo de 2021, se cumplió un año del cierre del paso fronterizo entre Ecuador y Colombia por la pandemia ocasionada por el covid-19.
Alexander Chamorro, presidente de la Cámara de Comercio de Tulcán, considera que en este período hubo una ligera recuperación en negocios, como tiendas, bodegas y almacenes de ropa y calzado. Cree que eso ocurre porque los habitantes de esta urbe ya no van de compras a Colombia.
En eso coincide Marcelo Morán, dueño del almacén Morán Textiles. Él recuerda que antes de la pandemia atravesaban una crisis porque la gente prefería ir a Colombia a comprar medias y zapatos.
Según Morán, cuando se cerró la frontera comenzó a vender más, pese a que muchos comercios estuvieron cerrados por la cuarentena. Por ello, de los diez empleados se quedó con dos, pero en los últimos meses ven una ligera recuperación en las ventas.
Así como él, otros vendedores temen que la rehabilitación del paso fronterizo les quite nuevamente a sus clientes.
Aunque no todos piensan lo mismo. Los comerciantes minoristas de Tulcán, que traían y llevaban productos, piden que se habilite un corredor comercial para que sigan abasteciéndose de varios insumos.
Según el planteamiento de la Federación de Pequeños Comerciantes, eso permitirá el traslado legal de mercancías y el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad.
En Colombia, los comerciantes de Ipiales y Pasto, exigen a sus autoridades la inmediata apertura del puente de Rumichaca.
Los propietarios y administradores de 6 000 negocios, adscritos a la Cámara de Comercio de Ipiales, han protagonizado marchas en los últimos días con ese pedido. Ellos ratifican que ese mercado está en crisis porque depende de los compradores ecuatorianos.
Bayardo Martínez, jefe político de Tulcán, explica que las cancillerías de los dos países trabajan en la elaboración de un protocolo para la apertura de las fronteras. Esta será gradual y progresiva, como acordaron los presidentes de Ecuador y Colombia, en la última cita binacional, en enero pasado.
Aún no hay una fecha oficial para que se levante la restricción al paso de personas y vehículos entre los dos países.
El gobierno colombiano anunció el 1 de julio próximo como fecha tentativa. Mientras que en Ecuador se espera un pronunciamiento desde el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional.
Actualmente, solo los vehículos pesados que transportan productos para de exportación son los únicos autorizados para cruzar la frontera. También pueden pasar personas por temas humanitarios y residentes de Ecuador y Colombia que hayan estado en el país vecino.
Ante la incertidumbre sobre una fecha para la reapertura de Rumichaca, las cámaras de Comercio de Ipiales y Pasto -y sus autoridades- presionan al Gobierno colombiano.
El alcalde de Ipiales, Luis Fernando Villota, incluso ha informado que tienen listos los protocolos para la apertura.
Las autoridades del Carchi se muestran más cautelosas. Consideran que abrir el viaducto internacional, sin las medidas de control necesarias, podría complicar la crisis sanitaria de nuestro país.
Una de las razones que se baraja es que mientras en Colombia el sistema de salud tiene costo, en Ecuador la atención es universal y gratuita.
Mientras se busca una solución en consenso, la movilidad entre las dos naciones se ha enfocado en los pasos fronterizos no autorizados.
Según la fuerza pública, esos sitios son utilizados para el ingreso informal de personas, contrabando de drogas, armas y mercaderías.
Según Chamorro, desde Colombia los contrabandistas traen principalmente celulares, computadores, cigarrillos y licores. Y, desde Ecuador, se moviliza arroz, azúcar, huevos y alimentos enlatados.
Eso perjudica a los negocios formales, de los dos lados de la frontera, que pagan impuestos, explica el dirigente.
Como parte de los controles en la zona, las autoridades ecuatorianas han retenido 300 motocicletas, en los operativos que se iniciaron en marzo del 2020, hasta lo que va de este mes. En esos medios de transporte llevaban personas y mercaderías de un país a otro, a cambio de USD 10.