En la calle Atahualpa, una de las más comerciales de Tulcán, los locales reciben clientes a diario, algo que no era usual antes de la pandemia. Foto: Javier Montalvo para EL COMERCIO
El mes pasado, Bayardo Puetate, propietario de Misceláneos Anita, se quedó sin los confites que exhibía en las estanterías de su negocio.
El comerciante de Tulcán, en Carchi, cuenta que era la primera vez, en una década, que la mercadería se le agotaba y en poco tiempo, porque las ventas estuvieron buenas.
Recuerda que antes de marzo, cuando se inició la emergencia sanitaria por el covid-19, vendía un promedio diario de USD 1 200. Pero en diciembre del 2020, las transacciones alcanzaron los USD 2 500 cada día.
Como este negocio, decenas de tiendas y almacenes se han reactivado. Esto se da desde que se cerró la frontera con Colombia, porque los ecuatorianos no pueden ir a ese país y realizar compras, explica Guillermo Herrera, prefecto del Carchi.
El dinamismo comercial que se registra por estos días también ha beneficiado a unos 300 vendedores del Centro Comercial Popular, asegura el dirigente Roger Estrada.
Como ejemplo señala que el almacén Confecciones Fuertes, que ofrece trajes para caballero, tiene USD 250 de ingresos semanales. Antes del cierre del puente de Rumichaca, que enlaza a Ecuador con Colombia, alcanzaba unos USD 50 por cada semana.
Bayardo Martínez, directivo de la Cámara de Comercio de Tulcán, reconoce este auge temporal. Explica que en los seis últimos meses, luego de que terminara el confinamiento, la gente comenzó a buscar productos nacionales en los mercados y almacenes de Tulcán. Entre ellos están productos de la canasta básica, ropa, calzado y artesanías. Pero la comercialización de implementos para la construcción e insumos agrícolas, que eran preferidos por los compradores colombianos, ha disminuido.
Esa dinámica comercial de Tulcán también se refleja en la recaudación de tributos. Ramiro Muela, director del Servicio de Rentas Internas (SRI) zona 1, explica que las ventas en Carchi generaron USD 4,2 millones el año anterior por concepto de IVA.
Fue USD 1 millón menos que en el 2019, pero es considerada “una cifra positiva, tomando en cuenta la crisis por la pandemia”, comenta. También coincide con el Prefecto del Carchi en que eso se generó por el cierre de las fronteras. El viaducto binacional únicamente se mantiene abierto para la importación y la exportación.
El cierre fronterizo también favoreció a Imbabura, ya que los ecuatorianos que iban a Colombia ahora compran en esta provincia, dice Ramiro Aguilar, presidente de la Cámara de Comercio y Producción de Ibarra.
La ciudad imbabureña es considerada el centro de comercialización regional del norte del país. En el Municipio están registradas 18 000 actividades económicas, vinculadas con el comercio y los servicios.
Ahí confluyen los productos de Pichincha, Carchi, Esmeradas, Imbabura y Sucumbíos, explica Aguilar. En Ibarra, al igual que en Tulcán, algunos establecimientos se vieron obligados a realizar giros en sus negocios, con la llegada del coronavirus.
Es así que la venta de alimentos, artículos de bioseguridad y ropa tienen ahora una mayor demanda.
Para Guillermo Brucil, propietario del almacén de ropa deportiva El Kimono, de Ibarra, el cierre de la frontera ha sido una oportunidad para que los negocios se reactiven.
Sin dar cifras, asegura que en diciembre del 2020 las ventas mejoraron. Pero teme que esta bonanza termine cuando se reabra la frontera, porque el diferencial cambiario entre el peso colombiano y el dólar hace más baratos algunos productos que se venden en el país vecino.
A los comerciantes de Tulcán les preocupa que su actividad se afecte con la implementación del semáforo rojo, que se impuso desde ayer, 13 de enero, por el aumento de casos.
La medida dispone que se abran únicamente los locales que ofrecen productos básicos, para la provisión de bienes y servicios de primera necesidad. El resto de locales comerciales atenderá a domicilio, mediante pedidos en línea.
La mañana de ayer, cerca de cien comerciantes hicieron un plantón a las afueras del Centro Comercial Popular. Exigían a las autoridades mayor flexibilidad para poder laborar.
La tarde de ayer, el COE local se reunió para atender la demanda de los comerciantes de Tulcán.