Redacción Deportes
Antes de la llegada de los jugadores albos a Quito, un autobús de blanco llamó la atención de los aficionados. Los seguidores de la ‘U’, quienes esperaban a sus ídolos en las afueras de la base aérea, miraban con atención el vehículo, a las 11:00.
En el interior del bus, un grupo de damas conversaba animadamente. Entre ellas se destacaban Virginia Brunella, esposa de Norberto Araujo, y Germania González, cónyuge de Néicer Reasco.
Brunella y González, al igual que la mayoría de las compañeras de los futbolistas, volvieron a reunirse para apoyar al plantel.
Por eso, ayer se organizaron para recibir a la delegación alba en el aeropuerto. Adriana de Fossati, esposa del técnico albo, reunió a las damas. Ellas llegaron a la terminal aérea en el bus, a las 11:00.
La esposa del técnico charrúa pidió que le permitieran ingresar. Sin embargo, su petición no pasó. Por ello, marcaba con insistencia las teclas de celular.
La negativa de los policías molestó a la uruguaya. Por eso, incluso derramó lágrimas. “Solo les pido que me dejen pasar. Nosotros somos el apoyo espiritual del equipo. Si mi esposo se enterara de esto, no lo permitiría”, decía con insistencia.
La actitud de la uruguaya contrastaba con el resto de damas. Germania González, por ejemplo, dialogaba y sonreía con sus amigas. Ella atendió pedidos de los aficionados y posó para fotografías. “Esto es algo que siempre hacemos: nos reunimos para dar una sorpresa a nuestros espositos”, señaló la mujer.
Estas actividades son habituales para las mujeres. Ellas suelen organizar fiestas para sus compañeros. Además, se unen para observar por televisión los encuentros de LDU.
En el grupo de ayer, también aparecieron otras damas como Verónica Cando, esposa del delantero Franklin Salas.
Cuando los jugadores salieron de la terminal aérea, al mediodía, el bus blanco siguió a los futbolistas. El vehículo cumplió el mismo recorrido de la delegación que conquistó el título en Brasil.
La mayoría de mujeres participó del recorrido con sus hijos. Brunella fue a ver al ‘Beto’ Araujo con sus herederos Pilar, de 3 años, y Mateo, de 4. Lautaro, de 9 años y el mayor de sus hijos, no asistió. El primogénito de Araujo debió asistir a la escuela.
En el trayecto, las mujeres saludaron desde el bus a los aficionados. Cuando culminó el recorrido, la mayoría premió a sus esposos con abrazos y besos.