Redacción Quito
A partir de la creación de la Plaza de El Quinde, en el norte de la ciudad, el sector de La Mariscal se reanimó. Así lo afirma Mauro Pazmiño, propietario de un local comercial en la calle Wilson y Diego de Almagro. Para él, la alegría del sector en las noches se iba perdiendo con el paso del tiempo, hasta que la plaza, ubicada en la calle Foch y Reina Victoria, fue cambiada en 2004.
Antes de ese año, en medio del lugar se encontraba una vieja jardinera que fue desalojada para colocar piedra cortada, iluminación y gran variedad de bares. Según el Fondo de Salvamento (Fonsal), a la Plaza se le dio el nombre de un ave emblemática con la cual los ciudadanos se sentirían identificados.
La visión que tuvieron algunos inversionistas como Juan Baquerizo, que también fue morador de La Mariscal, fue que este lugar se transforme en un imán artístico. Por eso, los vecinos elaboraron un plan de desarrollo que contempló tres ejes: reordenamiento territorial, autogestión y cogobierno con el Municipio.
Cuando se inauguró la plaza se colocaron pantallas gigantes para proyectar documentales. En una de esas ocasiones, en 2007, Rosa Carrillo, moradora del sector, asistió a verlos en las fiestas de la urbe. Para ella, el cambio que dio el sector fue clave para que este se desarrollara comercialmente.
Pero si La Mariscal cambió la cara, uno de los proyectos principales en la ciudad fue la recuperación arquitectónica del Centro Histórico. Para ello, el Municipio ejecutó un proyecto para reubicar a 8 000 vendedores informales en centros comerciales (ver nota compartida). Esto permitió que también se intensifique un plan para mejorar la vivienda en la zona y los centros culturales. Así, el Fonsal renovó el Teatro Sucre.
Conventos como La Merced, antes rodeado de vendedores, mejoraron su construcción, la cual fue complementada con iluminación monumental en los grandes edificios del Casco Colonial. Esto hizo que esta zona se convirtiera en un atractivo turístico para propios y extraños.
Asimismo, hace cinco años, el Municipio y el Fonsal iniciaron la recuperación en la calle Morales, desde la García Moreno hasta la Guayaquil, en el Centro; sitio más conocido como La Ronda.
La obra, entregada por el Fonsal en 2006, tuvo el propósito de rehabilitar el barrio integralmente, en su primera etapa. Se colocaron luminarias a lo largo de la arteria, se construyó una plataforma para la circulación peatonal y se mantuvo el empedrado. Alrededor de 123 familias viven en esta zona.
Otros sitios, como el Bulevar de la Amazonas, que fue inaugurado el 18 de septiembre del año pasado, fue también restaurado por el Fondo de Salvamento. Allí, según la entidad, el fin fue construir un lugar agradable y quitar las barreras para que las personas con discapacidad puedan circular libremente. Se colocó nuevo adoquín en la calzada y una ciclovía.
Sin embargo, aún existen sitios descuidados en la urbe. Por ejemplo, en algunos barrios del sur, como Solanda o Chimbacalle, los tres metros de la línea de fábrica no son respetados. En Solanda varias casas se construyeron rodeando postes y muy cerca de las ventanas están los cables de energía eléctrica o teléfono.
De hecho, no solo en los barrios con menos recursos económicos se ve este paisaje. En sectores como la av. De El Salvador, en el norte, los cables de luz eléctrica o de telecomunicaciones forman ‘tallarines’ negros. Otro problema que afecta la estética de la ciudad es la cantidad de basura que se acumula en las calles y la falta de cuidado con las quebradas y laderas del Distrito.
La plusvalía creció
Los locales ubicados en los alrededores de la Plaza El Quinde generaron 500 puestos de trabajo desde 2006, según datos del Comité de La Mariscal. Esa cifra se ha mantenido de acuerdo con la compra y venta de los locales comerciales de la zona.
La obra en la plazoleta ubicada en las calles Foch y Reina Victoria produjo, según Juan Baquerizo, una inversión de cuatro millones de dólares en dos años. Los predios valen 3,2 veces más.
Varios espectáculos públicos se han efectuado en el lugar. En el 2006, se invirtieron 150 000 dólares en programación cultural.
En el Centro Histórico, se invirtió hasta el 2007 USD 41 millones en la regeneración sin incluir los centros comerciales.