Redacción Esmeraldas
Lo que más le gusta a Rebeca Santos del conjunto habitacional Tierra Verde es la tranquilidad y el contacto con la naturaleza. Esas, precisamente, son dos características con las que se diseñó la nueva urbanización, ubicada en la parroquia Vuelta Larga, al sur de la ciudad de Esmeraldas.
La propuesta comunal
Los primeros propietarios de las casas del conjunto Tierra Verde se beneficiaron inclusive con descuentos de hasta el 20%. Fue una suerte de premio a la confianza.
Otra arista del proyecto Tierra Verde es la propuesta comunal. Está prevista la construcción de zonas verdes y hasta un pequeño bosque. Todo será protegido por un cerramiento exterior de 1 600 m².
La familia de Rebeca Santos es una de las 15 que ya se mudaron a la nueva urbanización. Hay que aclarar que este programa solamente beneficia a los servidores de la Universidad Luis Vargas Torres.
Según el arquitecto Vinicio Merino, gerente de la Constructora del Pacífico, que ejecuta este proyecto, la primera fase está lista en un 99%. “Se trata de 48 casas terminadas y dos en construcción. Esas pertenecen a la primera fase. Pero el proyecto en total sumará 420 unidades”.
Desde la parte frontal de la nueva urbanización, ubicada a cinco minutos del centro de la capital esmeraldeña, se observan las viviendas color crema con las cubiertas en tono terracota. Los matices combinas con los entornos naturales, ofreciendo un paisaje agradable a la vista. “El color como el diseño lo desarrollamos en conjunto con los técnicos de la universidad”, asegura Merino.
Se trata de módulos de tres tipos, uno de 66, 88 y 104 m² de construcción. Las viviendas que poseen habitaciones de una y dos plantas tienen paredes y cubiertas construidas con paneles de poliestireno expandido y mallas electrosoldadas cubiertas con hormigón. Se trata de una nueva técnica muy difundida en Quito y nueva en Esmeraldas.
Entre sus virtudes están, además, las características acústicas y térmicas, que le garantizan un interior claro y fresco en esta ciudad tropical. Eso, dice Merino, se traduce en confort.
Las futuras casas que se levantarán en las siguientes fases tendrán una tipología que se irá definiendo a partir de los acuerdos a los que lleguen las entidades financieras, que prestan el dinero, con los futuros clientes.
En la primera fase ese mismo patrón definió la construcción de viviendas a partir de los tres modelos de casas propuestos. Los actuales dueños de casa pagaron entre USD 40 000 y USD 50 000. Son precios cómodos, dice Merino, si se toma en cuenta que la cifra incluyó el costo del terreno, la construcción de la vivienda y las obras de infraestructura básica, como la instalación de las redes de alcantarillado, agua, electricidad, teléfono, apertura de calles, aceras… de todo el barrio. “Es una inversión compartida”.
A pesar de la crisis económica, el proyecto se ejecutará, asegura Luis Méndez, presidente de la urbanización. Comenta que hay muchos interesados en comprar una vivienda. Es por ello que, incluso, se estudia la posibilidad de vender terrenos con los costos de los lotes y la inversión de la infraestructura instalada. Los costos de los predios están en estudio. Méndez dice que el sur de la ciudad es la nueva área de expansión.