Debido a la fuerte lluvia del 22 de abril del 2016 las personas que estaban en el refugio del sector de Bellavista en Jama salieron a donde estaban sus casas destruidas. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Los problemas se multiplican en Jama. En uno de los
refugios improvisados, donde se ubicaron unas 200 familias, se volvió intransitable este 23 de abril del 2016. Llovió toda la noche y el piso de tierra se volvió un lodazal.
La mayoría de familias se juntaron para correr a sitios más seguros. Otros decidieron quedarse y esperar. Pero pasaron una noche de terror, según Arturo Chila. Él amaneció sentado cuidando que no entre agua a los colchones.
A ocho días del terremoto de 7,8 grados de magnitud en la escala de Richter, se da tiempo para una broma. “Casi entra el agua a la sala”, dice, mientras muestras el sitio al aire libre en donde subsiste.
El Comité de Operaciones del cantón apura la instalación de las carpas para mejorar las condiciones de habitabilidad en Jama. La Policía Nacional tiene previsto ayudar en el desalojo de la gente.
Debido a la fuerte lluvia del 22 de abril del 2016 las personas que estaban en el refugio del sector de Bellavista en Jama salieron a donde estaban sus casas destruidas. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
En uno de los cuatro albergues que se encuentran en el sitio ya se instala un plástico en el piso para evitar que el lodo dañe los colchones. Jama amaneció con algunas calles llenas de lodo.
Mientras, continúa la repartición de víveres a los habitantes del cantón, la maquinaria municipal empezó con la remoción de escombros. El plan es que las familias retornen a sus terrenos limpios y allí se ubiquen. Mientras tanto se trabaja en la atención a los heridos.