Terapia de plasma convaleciente, otra arma para frenar al covid-19

Personal del Hospital Carlos Andrade Marín prepara el equipo para obtener el plasma de quien superó el virus. Foto: cortesía HCAM

El 7 de julio del 2020, el quiteño Miguel Guijarro, de 75 años, ingresó al hospital con síntomas graves de covid-19. Tenía dificultad para respirar, fiebre alta y dolor abdominal. Los médicos -cuenta su hijo Andrés- realizaron varios procedimientos para salvarlo, entre ellos la colocación de plasma de contagiados recuperados.
A esta opción médica se la conoce como terapia de plasma convaleciente, cuyo objetivo es evitar el avance de esta enfermedad, causada por el SARS-CoV-2. Su principio es sencillo: hacer transfusiones de este líquido, que contiene anticuerpos contra el virus, a pacientes que están batallando contra el mismo.
Miguel estaba en una situación compleja. A los siete días de ingresar al hospital, sus órganos empezaron a deteriorarse, por lo que los médicos consideraron que este tratamiento le ayudaría. “Nos llamaron del área de Hematología y nos comentaron que por su deterioro rápido era apto para esta terapia; aunque nunca nos garantizaron que se curaría”, dice Andrés, de 35 años.
Dentro del hospital sí tenían el plasma, pero la familia debía reponerlo, por lo que solicitaron ayuda por medio de redes sociales. Afortunadamente hubo una gran acogida, ya que se acercaron más de 15 personas: cuatro lograron donar.
Para este proceso, los donantes deben cumplir con algunos requisitos, como tener un resultado confirmado para covid-19 por medio de una prueba PCR, únicas avaladas para el diagnóstico. Además, deben estar completamente sanos, es decir, sin síntomas por al menos 14 días; mejor si ya transcurrieron 28. Tampoco deben tener otras patologías, como hepatitis o VIH.
Lo explica el médico Manuel Granja. Él es jefe de Hematología del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del Seguro Social. Desde mayo, esta casa de salud comenzó con la recolección en pacientes que superaron el coronavirus.
A la fecha, 120 personas se han acercado a la casa de salud para donar su plasma, con el cual se han beneficiado 80 pacientes, entre ellos está Miguel. “De un recuperado se puede obtener líquido para uno o dos más”, anota Granja.
Dependiendo del proceso -menciona el galeno- se puede conseguir más líquido. Por ejemplo, si se realiza la extracción convencional de unas pintas de sangre se puede recolectar hasta 300 mililitros de plasma. Alcanza para uno más.
Pero si se lo hace por medio de una aféresis -donación en la que se extraen por separado los componentes de la sangre- se puede obtener hasta 600 mililitros; alcanza para dos más.
Aunque esta terapia está en etapa de estudios (tratamiento compasivo) ha dado resultados positivos, principalmente, en aquellos que están a punto de ingresar a terapia intensiva, explica el hematólogo Mauricio Heredia. Él también labora en el HCAM.
De los datos preliminares -señala Heredia- el 60% de los pacientes a los que se aplicó el plasma empezó a recuperarse. “Con ellos se inició el tratamiento de forma temprana, es decir, a los siete o 10 días del aparecimiento de los síntomas; se evitó su ingreso a cuidados intensivos”.
Cruz Roja comenzó en abril el proceso de recolección de este líquido. Hasta el momento han entregado 150 plasmas a tres hospitales de Pichincha, la primera provincia con más infectados. Estos son los centinelas Pablo Arturo Suárez y Quito Sur, en donde se atiende solo casos de covid-19, y en el Docente de Calderón.
Hasta la fecha se han beneficiado unos 70 pacientes, explica la médica Mónica Pesántez. Ella es la gerenta del Hemocentro de la Cruz Roja. “No ha sido un trabajo fácil, ya que pese a que hay un buen número de contagiados recuperados en la ciudad, no han donado”.
A esto se suma que hay personas que no pueden hacerlo porque tienen enfermedades crónicas o no desarrollaron anticuerpos contra el virus.
Marcelo Villamarín, de 37 años, está en este último grupo. A finales de mayo se contagió con la nueva cepa de coronavirus; presentó síntomas leves, como dolor de cabeza, por lo que su recuperación fue rápida. En varias ocasiones intentó donar, pero no lo logró. Tras un test de anticuerpos,
el quiteño se enteró que ya no tenía inmunidad.
Esta técnica ya se ha estudiado en epidemias de otras enfermedades como SARS, en 2003, la gripe H1N1, en 2009, y MERS, en 2012. Ante ello, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) consideró que el plasma es un tratamiento “prometedor” y da esperanza al contagiado, señaló la BBC.
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