El sorbete se retira poco a poco en Manabí

El local Jean Piere, en Portoviejo, sirve bebidas sin sorbetes y es parte de la iniciativa. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

El local Jean Piere, en Portoviejo, sirve bebidas sin sorbetes y es parte de la iniciativa. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

El local Jean Piere, en Portoviejo, sirve bebidas sin sorbetes y es parte de la iniciativa. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

Por ahora es solo un llamado de atención. Pero quien siga utilizando sorbetes tras una segunda y tercera advertencia recibirá una sanción.

En el marco de la campaña 'Manabí sin sorbetes’, que se inició el 27 de octubre, luego de la puesta en vigencia de una ordenanza provincial, se han emitido 14 llamados de atención a lugares que servían bebidas con ese accesorio.

La Comisaría Ambiental de la Prefectura, que aprobó la norma, realiza los controles para reducir y eliminar progresivamente ese plástico, considerado como uno de los que más contaminación causa al océano y a sus especies.

La medida busca que hasta marzo del 2019 se dejen de utilizar en la provincia 15 000 y 20 000 sorbetes que un negocio usa -en promedio- al año.

Manabí cuenta con 978 establecimientos de bebidas y alimentos, según el catastro del Ministerio de Turismo.

La ordenanza estipula que en 30 días después de su vigencia, el sorbete quede suprimido de toda práctica de ingesta de bebidas, incluidos los productos procesados como tetrapack.

Deja abierta la posibilidad de que los reemplacen por sorbetes biodegradables o por materiales de fácil descomposición.

Hay locales en los que el plástico no degradable todavía se observa en el mostrador de las cajas de pago y en el área de los bares de licorerías y fuentes de soda. Se trata de 92 establecimientos que fueron inspeccionados en la avenida Guillem, en Portoviejo, y en el sector Barbasquillo de Manta.

Precisamente en estas dos ciudades se iniciaron los controles, aunque la ordenanza tiene cobertura en los 22 cantones de la provincia.

En esas jurisdicciones los municipios deben crear ordenanzas para que sus funcionarios vigilen que se cumpla la disposición, como lo indica el numeral 4 de la normativa.

Actualmente, Pedro Acosta, comisario ambiental, verifica de manera visual la existencia del sorbete y con base en eso realiza los llamados de atención. El Código Ambiental en el art. 309 señala que en caso de una afectación ambiental se podrán aplicar medidas de sanción provisionales.

Acosta explica que van desde la suspensión parcial o total de la actividad económica hasta la clausura.

Leonardo Hidalgo, director de la Unidad Ambiental del Gobierno Provincial, asegura que la campaña, que lleva 17 días en vigencia, no pretende escalar a una sanción contra empresas o establecimientos.

“Más bien buscamos atacar de raíz un problema ambiental que poco ha estado en el radar de la gestión pública. Y que esta provincia sea un ejemplo para otras prefecturas o municipios del país”.

Manabí generó un promedio de 328 205 toneladas de basura al año entre el 2011 y 2018, según la consultora Élite, que desarrolló un estudio sobre los residuos en los 22 cantones de esa provincia.

De ese total, 36 000 toneladas son el aporte de desechos plásticos que van a parar a los botaderos de basura a cielo abierto, a las playas y luego al mar. La cantidad de sorbetes que se genera en los botaderos en Manabí no ha sido cuantificada, porque ingresa a una misma cadena de acopio de todo tipo de plástico. Tampoco se recicla y por eso la primera fase de la campaña fue focalizada hacia ese producto que tarda entre 800 y 1 000 años en descomponerse.

La difusión de la medida en redes sociales y en los medios llegó a oídos de propietarios de establecimientos y familias que ya aplican la eliminación del sorbete.

Unos 40 puntos de bebidas y alimentos se sumaron a la iniciativa de la que también se hicieron eco los vendedores de agua de coco ambulantes.

La Quinta San Juan, la cafetería Jean Piere y el Hotel Oro Verde fueron los primeros en sumarse. Juan Navarrete, administrador de la Quinta San Juan, recuerda que en solo una jornada empleaban hasta 300 sorbetes. “Era una situación increíble, nos pedían hasta tres cambios durante la ingesta de una sola gaseosa”.

Ese local, ubicado en el centro de Portoviejo, ubicó rótulos y pequeñas leyendas sobre las mesas para advertir a sus clientes que allí no se utiliza sorbetes para “contribuir con el cuidado del medioambiente”.

La cafetería Jean Piere, en esa misma ciudad, incluso dejó de utilizar vasos plásticos y también sorbetes. Mauro Navarrete, administrador, señala que es una medida que trata de ser asimilada por los clientes. “Se les explica que se trata de una disposición de la Prefectura”.

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