Fabián Alarcón V. Redactor
¿Cómo se conforman ahora los equipos de trabajo?
Normalmente, en todo equipo existe un equipo base de trabajo dirigencial. En el caso del Quito, se trató de un grupo de directivos que gozó de la confianza del resto de socios e hinchas en pos de sacar de la crisis al club, con un presidente de visión clara y de líder.
¿Cómo se dan esos consensos?
Hay que definir reglas claras. En la situación del club, se hizo un diagnóstico del estado económico de la institución, antes de asumir el control. Luego, a quienes me acompañarían en la gestión les pedí un compromiso total. Al plantel ofrecí cumplir con los compromisos, siempre y cuando acepten las reglas de juego. Mientras que a los hinchas pedimos paciencia.
El presidente debe liderar, es decir, debe tener la capacidad de guiar una visión, pero con la confianza de todos los actores de una institución deportivaPero no todos pueden estar de acuerdo. Siempre hay un socio, jugador o directivo en contra…
Lo fundamental es presentar el plan estratégico. Hacer entender a todos cuál es la visión, qué meta se busca cumplir. Esto permite que los involucrados sueñen con esa visión y permitan aplicar este plan. Nosotros nos fijamos un proyecto a ocho años e increíblemente pudimos cumplirlo en cinco meses. Este éxito dejó al equipo bien estructurado y con la posibilidad de un cambio real administrativo.
Deportivo Quito siempre ha sido un equipo dividido dirigencialmente. ¿Esto ha frenado el desarrollo histórico de la institución?
Totalmente, por la falta de transparencia y liderazgo. Cuando recibimos al equipo, ni siquiera se pudo hacer una auditoría por falta de documentos. Esto originó que los desarrollos de campeonatos se rompan en momentos claves. Hicimos el análisis y en estos dos años, con base en la unión, pudimos conseguir dos títulos, tras 40 años de frustraciones. Los consensos nos llevan al éxito, eso está probado.
En este contexto, ¿un presidente debe acumular el poder o delegar funciones?
El presidente debe liderar, es decir, debe tener la capacidad de guiar una visión, pero con la confianza de todos los actores de una institución de fútbol, y eso se gana. En sus acciones están los hechos que permiten creer que se escogió al líder correcto.
Este es el clásico modelo de administración que se reproduce en todos los clubes. ¿Se lo debe cambiar con el de sociedades anónimas?
Actualmente tenemos sociedades civiles. En este modelo no se tiene claro a quién pertenece el equipo. Es decir, las directivas duran entre uno y cuatro años, salen y no hay certeza de quién va a asumir luego, con qué ideas o propuestas económicas para financiar al club. Aquí, los socios no reciben mayores réditos a cambio de su aporte económico. Es un modelo caduco. Las sociedades anónimas se mantienen en el tiempo y los inversionistas a cambio de su dinero reciben acciones. Quien más capital ponga, tiene mayor capacidad de decisión. Se tiene identificada la propiedad del equipo, no la identidad, son cosas distintas.
Pero visto así, no dista mucho de la forma de administrar actualmente a los clubes. Hay un presidente y socios aportantes…
En el modelo actual, de la sociedad civil, quien pone el capital puede ser electo entre socios que ponen (de ejemplo) USD 100 cada uno. Entonces, el modelo no da seguridad jurídica del capital. En el otro modelo, la propiedad es transparente.
¿Y cómo se nota esa transparencia económica y administrativa?
Es que en la sociedad civil, quien pone dinero no tiene seguridad de recibir réditos a cambio. Son socios que aportan un valor pequeño y mientras más socios mejor, pero duran un año. En la sociedad anónima, los accionistas ponen un gran capital y se queda con la acción, que tiene un valor, por un tiempo indeterminado. Y para salir del grupo, debe vender esa acción.
¿El que un empresario o una empresa adquiera un club, no es una nueva forma de mecenazgo, como en la sociedad civil?
No, porque el mecenas aparece en momentos críticos para poner dinero sin saber si lo recuperará. Con las SA, quien más acciones tiene es quien más capital invierte. Este inversionista espera retorno de dinero, que se garantizará con los éxitos deportivos, la venta de jugadores, etc., cuando el equipo está debidamente financiado.
¿No se corre el riesgo de que el club pierda su identidad?
Es que la identidad se mantiene con el nombre de la institución. No se verá afectada porque solo cambia la forma de administración, el modelo de gestión, la figura jurídica que se utiliza para este cometido. La prueba está regada por el mundo. En Chile, el más cercano, Unión Española también fue adquirida por SEK y fue vicecampeón de ese país, es estable económicamente y no ha perdido su identidad ni su nombre… Colo Colo es otro ejemplo.
Existen riesgos en las sociedades anónimas, han quebrado…
Si la sociedad anónima fracasa, pierde dinero. Ahí hay que buscar nuevas alternativas con otros inversionistas. Es el riesgo que corre un empresario. No garantiza resultados deportivos, pero sí se tiene una posibilidad de crecimiento mayor que con las sociedades civiles, que es más riesgosa.
¿Estos modelos originarán campeonatos más disputados?
Sin duda, porque con clubes más fuertes económicamente, permite contratar jugadores de buen nivel, se tendría equipos con buenas estructuras y con capacidad de formar y vender. El país sería el beneficiado.