Esmeralda guarda los periódicos que contaron la muerte de su hija. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
El sonido de la moto alejándose con los asaltantes que le quitaron USD 6 000 aún lo perturba. Es lo que más recuerda del asalto que sufrió 10 minutos después de retirar el dinero del banco. El ataque duró 15 segundos, pero en ese corto tiempo vio y sintió cosas que jamás olvidará. Así relata Marco lo que sufrió cuando en octubre dos sacapintas le apuntaron con un revólver en la cabeza para llevarse su plata.
Desde entonces ha sentido los estragos psicológicos que un ataque violento produce en las personas. Los primeros días fueron dolores de cabeza, insomnio y nervios alterados.
Ahora, cada vez que va al banco tiende a mirar a todos lados, camina rápido y cuando está en su automóvil no despega su mirada de los espejos; cuando aparece una moto vuelven los recuerdos del asalto y teme que le roben otra vez.
Según Jorge Luis Escobar, presidente de la Asociación de Psicólogos del Ecuador, un asalto como el que perpetran los sacapintas genera un estrés agudo que desencadena, al menos, cuatro secuelas temporales.
José fue otra víctima del ataque de delincuentes. Hace nueve días su hijo murió luego de recibir un disparo.
Los desconocidos les robaron USD 2 000: recuerda claramente el momento cuando se bajó de su auto con el dinero y un hombre le apuntó con la pistola. Su hijo intentó ayudarlo y tomó la pala. Pero el desconocido haló el gatillo y enseguida el cuerpo del joven se desplomó en la puerta de su casa. El asaltante huyó junto a otro hombre en una motocicleta. “Parece una pesadilla de la que quiero despertar”.
Su hijo Jefferson tenía 20 años y fue una de las últimas víctimas mortales que dejaron los ataques de sacapintas en el país. Según la Fiscalía, en los cuatro primeros meses de este año a escala nacional se denunciaron 103 asaltos bajo esta modalidad. En el mismo período del 2015, en cambio, hubo 72. Es decir, los asaltos violentos fuera de las entidades bancarias se incrementaron.
Además se detectó que los días que más operan son los jueves y viernes. Pero también actúan los fines de semana. De hecho, el domingo pasado en El Oro fue asesinada una mujer cuando llevaba USD 1 200.
El ataque de Jefferson ocurrió un lunes y fue el segundo caso que se registraba ese día, pues horas antes desconocidos habían robado USD 40 000 a otro cliente de un banco.
Por eso, el padre del joven pide justicia. En cambio su madre llora al recordar los momentos en que pasaba con Jefferson, pues era él quien la llevaba en su carro a todo lado.
Ahora se apoyan en su familia y en lo posterior asistirán a una terapia psicológica, pero por lo pronto no quieren pisar nuevamente un banco.
Precisamente, la familia y ayuda especializada es lo recomendable para superar la etapa del estrés agudo. Así lo indica Jorge Luis Escobar.
Según su experiencia, el 35% de las víctimas de hechos violentos no logra superar esta fase crítica y pasan a una situación postraumática. Cuando sucede esto, la persona altera su forma de vida y desarrolla sentimiento como ira, venganza, terror, depresión, soledad.
De no existir una ayuda médica las secuelas pueden perturbar a la víctima por años. Ese es el caso de Esmeralda, una madre que también vio morir a su hija, luego de que dos motorizados le dispararon para llevarse USD 7 000.
Ella falleció en el 2006 y hasta ahora Esmeralda llora cada vez que mira las publicaciones de diarios que redactaron el ataque de los sacapintas.
Ella siente depresión y soledad. El lunes desde su casa en el norte de Quito contó cómo por tres años visitó todos los días la tumba de su hija. Allí, lloraba, hablaba con ella e incluso dormía junto a la lápida de su María Antonieta. Ese era su nombre. También dice que salía a caminar por las calles sin rumbo buscando respuestas. No le importaba si llovía.
En los casos graves, especialistas como la psicóloga clínica Mireya Jaramillo explican que es necesario un tratamiento acompañado de fármacos como antidepresivos, neurolépticos e incluso benzodiacepinas.
Estos fármacos van de la mano con terapias de psicorrelajación que son básicamente técnicas de respiración. De esta forma evitan la ansiedad que les provoca el miedo.
También se trabaja en el control de la mente. Un ejercicio común es poner la mente en blanco. Así es cómo se bloquean los malos recuerdos.
Estas terapias, en los hombres pueden durar 30 días y en mujeres han existido casos que duran hasta seis meses.
En contexto
La Policía y los representantes de los bancos en Quito se reunieron el martes pasado. En la cita ajustaron los protocolos de seguridad para evitar más robos de sacapintas. Además existen cambios en el traslado de dinero.