Este Diario también acompañó a los militares de la Armada colombiana, que patrullan la zona limítrofe del Pacífico. Foto: EL COMERCIO
Pesa 4 kilos, dispara hasta 950 balas por minuto y alcanza objetivos ubicados a 550 metros de distancia. Es el fusil de asalto M16 y usa munición 5,56.
Esta arma, junto con el FAL y el AK-47, es la más usada por los grupos criminales colombianos que operan en la frontera con Ecuador, principalmente por disidentes de las FARC.
¿Cómo lo obtienen? Lo trafican a través de ríos y carreteras abiertas en la zona fronteriza.
Alias ‘Guacho’, por ejemplo, cargaba un fusil M16 en su única aparición en público, en octubre del 2017. A él se le atribuye el ataque terrorista al comando de Policía de San Lorenzo, el 27 de enero pasado.
San Lorenzo -por su cercanía con el departamento de Nariño– es un corredor estratégico para el tráfico de armas que llegan a Colombia. Los militares de Ecuador han identificado pasos clandestinos a lo largo del río Mataje, afluente que divide a ambos países.
EL COMERCIO recorrió la semana pasada desde San Lorenzo el río Mataje con militares del Batallón de Infantería 11 de la Marina (Bimlor). A lo largo de este afluente existen bocanas y manglares que impiden el control total de la zona, admiten las autoridades.
Las investigaciones revelan que los grupos criminales trafican armamento en horas de la noche, cuando el seguimiento se torna más complejo. “Se ocultan en los manglares, que tienen varias entradas. Usan botes con remos, así nadie los escucha”, explica un militar.
Por lo general, el armamento que pasa por San Lorenzo llega a Tumaco, en Nariño. Pero también se ha detectado que la ruta puede avanzar hasta Guapi, un municipio colombiano ubicado en el Pacífico, y que es parte del departamento del Cauca; y al puerto de Buenaventura, en el Valle del Cauca.
De hecho, las autoridades de ese país aseguran que los poblados asentados en las costas del Pacífico colombiano son propensos al tráfico de armamento. Tumaco es uno de ellos. Allí opera la estación de guardacostas de la Armada de Colombia, una base militar que combate el tráfico de drogas, de armas, de combustible, pesca ilegal, entre otros.
El martes 6 de febrero, este Diario llegó a esa base, habló con altos oficiales y acompañó a un recorrido. Ellos revelaron que disidentes de las FARC, entre ellos ‘Guacho’, pueden tener armamento ‘encaletado’ en los manglares del río Mataje. No se descarta que haya caletas en zonas ecuatorianas.
Un día antes de esa visita, el lunes 5 de febrero, las autoridades colombianas hallaron un lanzagranadas, 70 morteros, 300 kilos de explosivos, 40 barras de pentolita y armas de fuego en una caleta en Leiva, municipio de Nariño ubicado a 430 km de Tumaco.
Los reportes de prensa de Colombia advirtieron que ese armamento fue adquirido en Ecuador por delegados de ‘Guacho’, quien comanda el grupo de disidentes Oliver Sinisterra. El arsenal habría sido vendido al ELN.
En Quito, esa información fue desmentida por el ministro de Defensa, Patricio Zambrano. “Es errada. Hemos contrastado con autoridades colombianas, quienes han dicho que es una falsa información por parte de los medios de comunicación de ese país”.
En el Bimlor saben que las armas que llegan a Colombia provienen de diversos países de América (Chile y Perú, sobre todo), Europa o África.
Antes de la firma de la paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, la mayor parte de armas ilegales ingresó a ese país vía terrestre.
Lo hizo a través de las cinco fronteras que tiene esa nación, particularmente a través de las fronteras colombo-venezolana y colombo-ecuatoriana, advierte un informe de la Oficina Contra la Droga y el Delito (Unodc).
Las autoridades militares han detectado rutas terrestres que pasan por Tulcán y Lago Agrio. Según los reportes oficiales, la modalidad más común es camuflar las armas entre mercancía legal y de contrabando, en vehículos y camiones que van por la frontera. También utilizan empresas de encomiendas y mensajería legales e informales.
Los grupos delictivos colombianos pueden pagar entre USD 1 500 y 3 000 por un fusil tipo AK-47; el doble de lo cuesta en el mercado legal.
Sin embargo, las investigaciones también refieren que estas organizaciones pagan con droga. Los investigadores dicen que delegados de estas agrupaciones suelen contactarse con traficantes locales o internacionales, para negociar la cantidad de armas que requieren, precios y la equivalencia en kilos de cocaína.
En contexto
A raíz del ataque terrorista perpetrado el 27 de enero, las Fuerzas Armadas reforzaron las seguridades para evitar que estos hechos se repitan. En un inicio realizaron operativos en el centro de San Lorenzo y ahora recorren los ríos de esa localidad.
Hoy empieza la cita binacional en Pereira
La seguridad será uno de los puntos que, entre hoy, 14 de febrero, y mañana, se analizará en la ciudad colombiana de Pereira.
Para hoy está previsto que se reúnan los ministros del Interior, Defensa y RR.EE. con sus pares de esa nación. En cambio, mañana se citarán los presidentes de la República, Lenín Moreno y Juan Manuel Santos.
La semana pasada, el ministro del Interior, César Navas, ya mantuvo un encuentro preparatorio para ese Gabinete Binacional. Previamente, el Secretario de Estado se había referido a lo que sucedió en el ataque terrorista al cuartel policial de San Lorenzo y sobre los grupos disidentes.
“El proceso de paz beneficia a toda la región. Sabíamos que no todos iban a desmovilizarse, pero para eso está el Estado ecuatoriano”, señaló.
Hace una semana, Moreno ya había dicho que en su administración combatirá “de manera tenaz, de manera fuerte, contundente y rotunda esta injerencia”, de disidentes de la exguerrilla de las FARC.
En el encuentro de mañana, el Mandatario pedirá a Santos “corresponsabilidad (en lo relacionado a la protección de la frontera), porque no puede ser posible que el problema se origine allí (Colombia) y seamos nosotros los que tengamos que pagar los platos rotos”.