La semana pasada, familias llegaron a la Brigada Patria a averiguar sobre los seguros. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Los familiares de los 22 militares fallecidos en el accidente de Pastaza iniciaron los trámites para cobrar los seguros de vida, montepío y mortuorio.
Estas tres prestaciones les permitirán cubrir deudas con los bancos privados, educación de los hijos y otros gastos.
Además, las familias de los uniformados con más de 20 años de servicio tienen derecho al cobro de la cesantía.
Los otros dos son los seguros de saldos y desgravamen, que cubren los créditos pendientes en el seguro militar.
En el caso de los soldados que no cumplieron los 20 años, el seguro social militar (Issfa) hace un cálculo y paga una indemnización a sus parientes.
La semana pasada, esposas y madres de un grupo de uniformados estuvieron en la Brigada de Fuerzas Especiales Patria, acantonada en Latacunga.
Allí recibieron las pertenencias de los soldados accidentados en el Arava. Paulina Sarango, esposa del sargento Wilson Pila, llegó acompañada por su hermana y su suegra, Rosa Pila.
Ellas y otros familiares retiraron en fundas plásticas, maletas y cartones los bienes personales de los militares.
Pila está preocupada. La mujer comenta que su hijo le ayudaba a solventar gastos médicos. La esposa del sargento, en cambio, desconocía cómo cobraría las prestaciones. “No sabemos ese tema. Los uniformados de la Brigada Patria nos están asesorando y nos comentaron que van a ir psicólogos a ayudar a nuestros hijos”.
Datos del Issfa refieren que en el 2015 se tramitaron 34 pagos por seguro de vida a parientes de soldados fallecidos en actos de servicios. Eso significó un desembolso de USD 1 millón (ver infografía).
En Loja, la familia del cabo Óscar Pinta también tramita desde la última semana el cobro de los seguros.
Hace ocho días, los padres del uniformado, José Pinta y Ubaldina Puchaicela, viajaron al Grupo Especial de Comandos de Latacunga. Recogieron los bienes de Óscar y entregaron otros implementos que pertenecían al destacamento.
Bolívar Pinta, tío del soldado, explicó que esa acta de entrega-recepción fue el requisito para iniciar las gestiones para acceder al dinero.
Pinta no estaba casado, pero dejó a tres hijos de siete y cinco años y de un mes y medio en la orfandad. Los tres pequeños viven en Loja y son los beneficiarios directos de los seguros.
El militar tenía 30 años y era el séptimo de 12 hermanos. Estaba organizando su boda para mayo próximo, por el Día de la Madre. En ese evento bautizaría a su niña, de año y medio.
Los restos de Pinta fueron sepultados en Loja el viernes 18 de marzo. Todos los gastos del funeral los cubrió el Ejército, relató su tío Bolívar.
También contó que los tres hijos recibirán los ahorros que tenía su sobrino en el Fondo Inmobiliario de las FF.AA., que es un capital para acceder a una vivienda mediante crédito. La familia Pinta Puchaicela se enteró de esos beneficios por autoridades del Issfa.
El riesgo que implica el paracaidismo siempre inquietó a la familia del mayor Gerson Flores. La alta preparación del oficial, con más de una docena de cursos, tranquilizaba en cierta forma a Paola Caicedo, esposa de Flores, y a sus tres hijos.
El militar nunca tuvo accidentes que lo dejaran fuera de los saltos y tampoco emergencias médicas de consideración, relata Caicedo. “En una ocasión se lesionó un dedo, pero se recuperó al poco tiempo”.
Ella afirma que por eso estuvieron muy poco enterados sobre los beneficios que cubre el Issfa. Días después del accidente aéreo del Arava en una zona de Pastaza, incluso la llamaron para comentarle sobre cuáles son sus beneficios.
La mujer consultó sobre un préstamo hipotecario que tenía su esposo, pues le restaban cinco años para terminar de pagarlo. Funcionarios del Issfa le hablaron de los seguros de saldos y desgravamen.
También le explicaron sobre los otros cuatro seguros: el de vida, el de cesantía, el montepío (pensión mensual) y el mortuorio. Este último ya se cubrió con los gastos funerales, según comentó Caicedo.