Cruzar un puente peatonal en Quito no es tan fácil como debería. La estructura que se ubica en la avenida Napo, frente al colegio Montúfar, no da confianza a los peatones. Basta con empezar a subir los escalones, para escuchar el crujir de las latas. Los barandales están desgastados y entre las láminas metálicas que forman el piso del puente se puede ver el pavimento de la avenida.
Metros abajo está la calzada por la que pasan autos, buses, vehículos pesados, motos y las personas que prefieren cruzar corriendo los seis carriles de la amplia arteria, a subir y cruzar por lo que debería ser ‘un paso seguro’.
Los moradores de la zona aún recuerdan cuando esta estructura colapsó en 2009, mientras se construía y evitan usarlo.
Mónica Ordóñez cruza esta avenida a diario, desde hace 10 años, para llegar a su trabajo y nunca lo hace por el paso elevado. Reconoce que le da miedo por la inestabilidad de la estructura y porque “hasta subir y cruzar ya me atraso”.
Riesgo que se repite
No es un caso aislado, un equipo de este Diario hizo un recorrido por cuatro puentes peatonales en Chillogallo, San Bartolo, Loma de Puengasí y Universidad Central, en donde la historia se repite.
En Quito hay 160 cruces elevados y, según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), que se encarga de su mantenimiento, ocho han sido inhabilitados por daños estructurales desde 2021.
Por ejemplo, en la avenida Simón Bolívar, a la altura de la Loma de Puengasí, un tráiler que sobrepasaba el límite de 4,20 metros de altura se llevó la mitad del puente. Siete meses después los vecinos aún no cuentan con él.
“Es un peligro porque los carros no van a frenar para que uno cruce”, reclama Ángel Simbaña, él vive en el sector hace más de 15 años. Una alternativa para cruzar es hacerlo por debajo, por la antigua vía a Conocoto y subir nuevamente.
Simbaña también admitió que cruzar por el puente era peligroso. En días lluviosos se volvía resbaloso y algunos vecinos sufrieron accidentes. En la noches, delincuentes interceptan a los peatones.
La Epmmop dice que reponer el puente es responsabilidad del ciudadano que causó el siniestro y se espera que lo haga hasta mayo.
Otro caso similar ocurre en el sector del cuartel Epiclachima, en la avenida Maldonado, un bus chocó con la estructura y esta colapsó, causando su cierre. El puente está junto a una escuela; los padres de familia expresaron su malestar el mes pasado por no tener habilitado el paso.
Mayra Montes, madre de familia, comentó que el estado del puente nunca ha sido bueno. “Es peligroso y necesario sobre todo para los niños, algunos vienen solos” y el cruce a nivel pintado en el suelo no tiene semáforo.
Con ella coincide Carlos Zamora, que vive 15 años en el barrio y asegura que nunca ha visto que el puente reciba mantenimiento, “las gradas siempre están dañadas y el puente se mueve”.
Estructuras inaccesibles
A todo ello se suma queestos pasos son un peligro para personas de la tercera edad y quienes tienen algún tipo de discapacidad.
De acuerdo con Jimena Romero, coordinadora de la iniciativa Bloomberg de Seguridad Vial Global en Quito, “un peatón de mediana edad y sin ninguna discapacidad, camina a un metro por segundo. Una persona mayor o con discapacidad puede hacerlo a 0,3 metros por segundo”, explica.
Es decir, si a un peatón regular le toma entre 4 y 5 minutos cruzar la calle por un puente peatonal, a una persona de más de 65 años o con algún tipo de discapacidad podría llevarle hasta 15 minutos .
Romero aconseja cambiar estas estructuras por cruces a nivel bien señalizados; admite que, en vías rápidas, como la Ruta Viva o la Simón Bolívar, no es posible y se debe hacer un rediseño en favor del peatón. Añade que a nivel internacional los puentes peatonales ya no son recomendados por los problemas que presentan. Sin embargo, de acuerdo con la Epmmop, hasta agosto de 2021 ha recibido 35 solicitudes ciudadanas para la construcción de nuevos puentes peatonales en todo el Distrito.