El cuerpo desnudo fue abandonado en la calle. El hombre tenía huellas de haber sido torturado. En la muñeca de la mano izquierda había una herida profunda y en el cuello se hallaron signos de que había sido atado con cuerdas. El escenario del crimen: Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos, en el estado de Baja California-México. Los autores: la Policía de ese país lo atribuye a los enfrentamientos entre carteles del narcotráfico y los periódicos locales recogen la noticia.
Tijuana es considerada por la Procuraduría General de la República de México (PGR), como uno de los principales puntos de arribo de la droga con destino a Estados Unidos. En la noche, una tenue luz alumbra un portal de cemento donde se lee la frase: Bienvenidos Tijuana.El lugar es casi desierto. Apenas un hombre da una alerta: ¡Vayan con cuidado! Los pequeños negocios de comida comienzan a cerrar desde las 19:00. A cinco minutos de caminata aparece la av. Revolución, también oscura.
Allí hay ventas ambulantes. En las esquinas, el humo que expulsan las hornillas donde se asan chorizos cubre a los mariachis que, con guitarra en mano, ofrecen su servicio por 25 dólares la hora. Bares, discotecas, centros de diversión nocturna, karaokes comienzan a funcionar.
Un hombre alto, musculoso, con tatuajes crípticos en el brazo derecho cuida la puerta de un centro nocturno. La música es ensordecedora. Otra mujer grita desde un cuarto con rejas y ofrece cambiar dólares por pesos mexicanos. Según la PGR, al 2007, en esa ciudad se asentaban unas 8 000 tiendas en las cuales se vendía droga al menudeo.
“Pero el problema crítico es la operación de grandes carteles del narcotráfico”, dice Carlos Heredia, investigador y catedrático mexicano. En ese país operan mafias como, por ejemplo, Del Golfo, Los Zetas, Sinaloa, Pacífico Sur, y otras con origen filial como la Carrillos Fuentes, Arellano Félix, Familia Michoacana y una facción de Édgar Valdés.
¿Cuándo se articularon los carteles del narcotráfico en México? Análisis realizados por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales advierten que esto ocurrió luego de que por presión de la fuerza pública, a mediados de los noventa, las mafias desaparecieron de Colombia y los traficantes comenzaron a articularse con fuerza en México. Según esos estudios, en ese país empezaron a disputarse las rutas para sacar droga, proveniente de Sudamérica, hacia países como Estados Unidos, Europa y Asia.
Kevin Casas-Zamora es experto en seguridad ciudadana de América Latina y con base en informes de las Naciones Unidas dice que el 90% de la cocaína destinada a EE.UU. transita por Centro América y México. Un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos coincide en ese porcentaje y añade que la ruta del tráfico ilícito se origina en Colombia y deja “ganancias millonarias”.
Por aquello, Édgar Olaiz, subsecretario de Desarrollo Político del Estado de Nuevo León, sostiene que el combate al narcotráfico debe ser regional, “con acciones de cooperación entre Estados para enfrentar una amenaza común que vulnera la democracia”.
Este Diario accedió a un informe oficial del Gobierno mexicano respecto al combate al narcotráfico y allí se dice que desde diciembre del 2006, cuando comenzó la presidencia de Felipe Calderón, hasta diciembre del 2010 se desmantelaron 480 laboratorios y se registraron 34 612 crímenes.
En el documento, se asegura que “las organizaciones delictivas más golpeadas han sido Los Zetas y los Del Golfo”. Destaca que el año pasado fueron capturados capos como alias ‘Tony Tormenta’, Arturo Beltrán Leiva, alias ‘Barbie’, y Sergio Villarreal, a quien también se conocía como ‘El Grande’.
Según Flacso, la presión armada del Gobierno mexicano obliga a los narcos a retirarse hacia países de América Latina.
A mediados del 2010, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) informó que en esta región los países con mayor cultivo de coca son Perú y Colombia. El investigador Fernando Carrión dice que los productores de droga de los dos países utilizan, entre otras rutas, el territorio ecuatoriano para los envíos de cocaína a carteles mexicanos que abastecen a EE.UU. y a Europa. “Allí viene el vínculo con el cartel de Sinaloa”, señala.
En el país se comenzó a hablar de la presencia de mafias mexicanas desde el 2003. Ese año y con ayuda de la DEA, la Policía Antinarcóticos decomisó un avión con 400 kilogramos de cocaína. La nave estaba en un hangar de propiedad del ex gobernador de Manabí César Fernández, quien también fue detenido. Los agentes que investigaron el caso dijeron que la droga supuestamente pertenecía al cartel de Sinaloa.
Un señalamiento similar hizo Antinarcóticos luego de que el 14 de marzo último se detuviera en Guayaquil a nueve personas, presuntos miembros de una célula de la mafia mexicana. La Policía investiga si la muerte del policía Darwin Anrango, el 12 de marzo, fue perpetrada por narcos de esa organización criminal.
El agente fue asesinado en Píntag, una población en las afueras de Quito. Allí nadie se atreve a hablar del narcotráfico. Un fiscal que investiga estos casos tampoco quiere hacerlo y reconoce que hay temor porque el accionar de los narcos en Ecuador ahora es más agresivo. “Imagínese si eso hacen con los policías, que están armados, peor con nosotros que estamos frente a frente a los acusados”, dice el judicial. Otro fiscal condiciona hablar del tema, pero únicamente por teléfono. Coincide que hay preocupación y que “algunos compañeros” han pedido resguardo policial.
Con base en casos tramitados, los fiscales dicen que la ruta más común para sacar la droga producida en el norte de Perú y sur de Colombia es por rutas terrestres desde la frontera hasta las Costas de Ecuador y de allí por vía fluvial a Centroamérica y México.
Según Antinarcóticos, los alcaloides de Perú ingresan, por ejemplo, por las provincias fronterizas como El Oro y Loja, pero su destino final es Guayas. De allí parte al exterior. Los productos ilícitos de Colombia salen por Guayas, Manabí y Esmeraldas.
Informes de la Policía Antinarcóticos revelan que en los últimos seis años el mayor repunte en decomiso de alcaloides en el país se produjo en el 2009.
Ese año fueron decomisadas 68 toneladas, cuando desde el 2005 el promedio era de 35. En lo que va del 2011 -hasta el 23 de marzo- han sido requisadas 6,9 toneladas y allí se incluyen las 4,1 incautadas en la detención de los nueve hombres vinculados a Sinaloa, en la Operación Pacífico .
Las cosas se complican cuando en Ecuador ya hay antecedentes de gente asesinada por vínculos con el narcotráfico. En octubre, cuatro africanos fueron acribillados por desconocidos. Días antes, en el norte de Quito, la Policía encontró un cuerpo descuartizado.
Los investigadores identificaron a la víctima como proveedor de alcaloides para las organizaciones criminales que en La Mariscal (norte de Quito) comenzaron a disputarse territorios.
En las calles se evita el tema. Igual pasa en Tijuana. La gente sabe que el narcotráfico significa muerte. Cuando se le pregunta sobre los narcos, un profesor universitario de México saca de la billetera la foto de un niño: “Él es mi hijo y quiero verlo crecer. Si hablo de ellos me matan”, sentencia con terror. Otro político del Estado de Tamaulipas, en donde en agosto del año pasado sicarios vinculados a Los Zetas asesinaron a 72 migrantes, entre ellos ecuatorianos, se refiere con cautela a los grupos criminales.
Cuando se le pregunta qué cartel opera en la zona donde vive se queda en silencio, toma un esfero y en un papel escribe el nombre del grupo criminal. Luego hace señas para que no siga con la grabación y comenta que los narcos utilizan a sus brazos armados para, incluso, secuestrar a los migrantes que por México intentan llegar a Estados Unidos. “Hay que manejarse con cautela cuando se refiere a esos grupos”, dice el hombre, quien está con su esposa. Ella habla poco y dice que están expuestos permanentemente.
En Tijuana la gente evade cualquier referencia al crimen organizado. En ese ambiente, una mujer que vende tacos en un local apenas prefiere ver a un grupo de mariachis. “Aquí todo es tranquilo. Vea eso, todo es felicidad”.
Los músicos cantan la Serenata Huasteca mientras se pierden entre el humo que expulsan las hornillas donde se asan los chorizos para los clientes que por las calles aparecen en la noche.
Testimonio
Gonzalo E. / Profesor de primaria en Tijuana
‘La inseguridad está en todas partes’
Trabajo en Tijuana desde el año 1982. Soy profesor de una escuela de migrantes, es decir, de aquellas parejas que intentan pasar a Estados Unidos, pero se quedan por cualquier circunstancia. Este momento, por ejemplo, tengo dos niñas cuyo padre sí logró cruzar la frontera mexicana y su mamá no.
Nosotros atendemos a ellos y a quienes también son afectados por la inseguridad. Vivir en la frontera es una situación llena de problemas, llena de complicaciones, pues la inseguridad no solo está presente en Tijuana, sino en todos los sectores. Hay cosas interesantes que hemos visto en todos estos años de trabajo. Por ejemplo en la escuela hay niños que nacieron en Estados Unidos, pero que fueron deportados con sus padres porque no tenían los documentos en regla. Ellos incluso hablan en inglés y tenemos que enseñar el español. Como digo, tenemos muchos problemas de esta índole y de la inseguridad. Muchas veces conocemos casos de personas que han pasado varios días en la frontera y han sido perseguidos por delincuentes. Es terrible cuando vemos estos casos, cuando aparecen madres de familias agredidas por los grupos delincuenciales. Ellas nos cuentan unos dramas increíbles y nos dicen que son maltratadas.
Luis Rubio / Experto DD.HH en México
‘El crimen amenaza a la democracia’
El crimen organizado y el narcotráfico por su puesto que pueden amenazar a la democracia de los países. Es un enemigo más importante que en este momento tienen las naciones. Sin duda que es así, que la realidad está marcada de esta forma.
Muchas veces me preguntan cómo es esa amenaza, pues estos grupos criminales y su accionar minan las instituciones legalmente establecidas, amenazan a las poblaciones en general, impiden que los procesos democráticos funcionen sin inconvenientes. Es más, de la experiencia que se tiene, los grupos criminales ponen sus propias reglas para que operen las instituciones o también se ha visto que intentan destruir las reglas que existen en las sociedades normales, en las sociedades democráticas.
¿Qué hacer frente a eso? ¿Cómo superar los problemas? La única salida es construir un aparato judicial y policíaco fuertes, sólidos, que sean respetuosos a los principios que defienden los derechos humanos en el mundo, pero que pongan fin a esas amenazas. El problema que en este momento se vive es de crimen organizado más que de narcotráfico. La diferencia entre España, EE.UU. y América Latina es que los dos primeros tienen poder judiciales y policiales fuertes. Allí hay narcotráfico, pero no es un tema de violencia.