Los desconocidos caminan por La Mariscal. Son dos. Visten chompas negras y tienen cabello corto. Están junto a una discoteca. Hablan con otros hombres, entregan pequeños sobres y se despiden pronto.
Esta escena se repite una y otra vez en un video captado por agentes encubiertos. La Policía dice que el grupo es parte de una red de narcotráfico que operaba en este barrio del norte de Quito y que fue desarticulada por la Unidad de Inteligencia Antidelictiva.
Esta red, que tenía como cabecillas a latinos, se disputaba territorio con otra organización criminal de africanos. Según Antinarcóticos, la primera en operar en La Mariscal fue la gente de África. Lo hacían desde hace tres años.Los latinos, en cambio, comenzaron como proveedores de droga. Un agente que investigó el caso contó a este Diario que los problemas entre las dos organizaciones surgieron cuando los proveedores se convirtieron en expendedores. “Descubrimos que los latinos propusieron a los otros aliarse en la venta, pero los africanos se negaron a compartir el mercado que tenían copado”.
El agente dice que esa negativa provocó la matanza de cuatro africanos. El crimen ocurrió el 18 de octubre, en una casa particular de La Mariscal que se había convertido en hostal. Allí murió uno de los cabecillas de la banca, a quien lo conocían como ‘Wili’. Él manejaba una red de proveedores de alcaloides desde el exterior.
En Quito tenía otra red compuesta por africanos. El día del múltiple crimen se descubrió que al menos 30 personas operaban en el grupo, pero dejaron la casa antes de que llegara la Policía. Ellos controlaban a otro grupo de ecuatorianos que vendían droga en las afueras de las discotecas.
Un sobreviviente del asesinato dio algunos detalles de cómo operaban. Él fue interrogado por los agentes de Inteligencia y señaló que tras los disparos fingió haberse muerto. Cuando paró el ataque corrió por la calle Cordero hasta la 10 de Agosto. Los desconocidos lo siguieron. Dispararon, pero ingresó a un local de pollos de donde salió con la Policía.
Estos problemas fueron alertados por el Gobierno en septiembre último, cuando se dijo que Ecuador es usado por el crimen organizado transnacional. El 7 de ese mes se anunció que el país volverá a pedir visa a ciudadanos de nueve países de África y Asia.
En ese entonces, el subsecretario de Asuntos Migratorios y Consulares, Leonardo Carrión, decía que el país se “convirtió en un puente en tránsito hacia terceros países por parte de bandas internacionales”.
Los extranjeros alquilaban habitaciones en pequeños hostales.
Sus dueños dijeron que los forasteros pagaban hasta el doble del costo normal del arriendo, que es de USD 15 a 20 la noche.
El dueño de un hostal contó que los hombres llegan con pequeñas mochilas, que se hospedan hasta cinco días y que desaparecen.
Cuando se refieren a la venta de drogas, unos vecinos dicen que no saben nada. Otros apenas sueltan datos, como la inusual presencia de forasteros en los últimos meses. Ecuador dejó de pedir visa el 20 de junio del 2008 y desde entonces, las autoridades también comenzaron a detectar que ciudadanos de África y Asia “entraban, pero no todos salían del país”.
Agentes de la Policía dicen que unos africanos llegaban y salían a países como Holanda y Tailandia, pero con droga. El ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, dijo ayer en Radio Quito que es importante mejorar los controles internos, “para las personas que vienen de afuera”.
Otros africanos se quedaban para controlar el mercando local.
Ellos y los latinos tenían sitios específicos para vender droga en La Mariscal, también llamada ‘La Zona’, por ser un epicentro turístico. En un departamento se descubrió un mapa de Quito.
Allí estaban fijados siete puntos de expendio. Por ejemplo, las esquinas de las avenidas Colón y 6 de Diciembre, Colón y 10 de Agosto, Colón y América, Patria y 6 de Diciembre, 10 de Agosto y Patria, etc. Los hombres que aparecen en el video operaban allí.
Se movían a pie y en moto. Tenían contacto con tres hombres, quienes vendían directamente la droga. La Policía dice que los extranjeros también reclutaban a personas, para que se dedicaran a la distribución de alcaloides.
A la banda compuesta por gente latina se le atribuye tres homicidios ocurridos este año: el 17 de julio en el sector de la Rumipamba (norte de Quito), el 14 de agosto en La Pulida y el 18 de noviembre el asesinato de los africanos. Los supuestos autores de estos hechos (sicarios) están detenidos. El grupo también es acusado de pertenecer a un grupo paramilitar.
QUITO
‘El ladrón se acercó con un estilete’Estábamos saliendo del local donde alquilamos computadoras y, a la vuelta de la esquina, en la calle Salinas (centro de Quito), apareció una persona con intenciones de robarme. Eran las 17:15 y llovía. El ladrón se acercó con un estilete y de forma violenta me quitó lo que tenía.
Eso sucedió hace cuatro meses. Me robaron dos teléfonos celulares, cuyo costo era de USD 400. Desde mi punto de vista, no presentamos la denuncia porque esos trámites son muy largos y no se logran resultados. Conozco a gente que presentó la denuncia y nada ha pasado.
Todo falla. Primero se llama a la Policía y esta aparece mucho tiempo después del ilícito y no se logra nada con eso.
Aquí (en el local) se han dado varios asaltos y la Policía ha llegado 20 minutos tarde. Entonces, es difícil vivir con la lentitud de los uniformados. A las autoridades judiciales les pediría que trabajen un poco más en la prevención, no en tomar acciones luego de que se comenten los robos y asaltos.
Para evitar la inseguridad, tenemos que plantear soluciones integrales. La formación viene desde nuestra propia casa para ser mejores, pero existe gente que no lo hace bien y tiene hogares disfuncionales. Ahí está el problema sobre el que las autoridades deben trabajar con fuerza.
Al Gobierno le solicito que se preocupe del tema, que sea un poco más justo con las personas que trabajamos y que nos sacrificamos por conseguir algo de comer. Con quienes buscan lo fácil deben ser severos. Sería bueno que se agilicen los procesos en la Justicia.
La propuesta
Édison Lima
Dirigente de jubilados
‘Unión de las instituciones’
La inseguridad es un tema delicado que requiere un tratamiento especial en lo profesional y técnico, a escala nacional.
En esto deben participar las Fuerzas Armadas, la Policía, los ministerios y otras autoridades.
La población también debe intervenir porque la situación es muy delicada, pues se ha permitido el avance nacional e internacional de la delincuencia con la presencia de ciudadanos que están aquí con cédulas falsificadas y que son profesionales en el ámbito delincuencial.
Las FF.AA. tienen personal competente que, en nuestro caso, debe apoyar a la Policía. Eso es lo principal. Las autoridades deben tomar medidas rápidas.
La ciudadanía está dispuesta a colaborar porque si la inseguridad avanza, no habrá control. Debemos ser precavidos porque la delincuencia posee expertos en áreas como robos, asaltos, sicariato y persecución.