Familiares de Erika Cañarejo y su hija acudieron al hospital de Ibarra para reconocer a las víctimas. Foto: El COMERCIO
La comunidad indígena de Santa Mónica, en la parroquia Tupigachi, perteneciente al cantón Pedro Moncayo, en el norte de la provincia de Pichincha, está de luto. Erika Cañarejo, de 22 años, y su hija de nueve meses, habitantes del sector, fueron encontradas sin vida la noche del jueves 17 de mayo del 2018.
Las fotografías de la madre e hija se volvieron virales en las redes sociales. Mediante un mensaje se informaba que los cadáveres de la mujer y la bebé habían sido encontrados abandonados en un terreno baldío de la comunidad de Gualacata, parroquia González Suárez, cantón Otavalo, en la provincia de Imbabura.
Amigos y familiares de las víctimas las reconocieron. Tras diferentes indagaciones se enteraron que fueron conducidas a la morgue del hospital San Vicente de Paúl, de Ibarra, en Imbabura. A las 15:00 de este viernes 18 de mayo, retiraron los cuerpos, que ahora son velados en Santa Mónica.
Según Juan Cabascango, dirigente de la comunidad, los 600 habitantes de Santa Mónica están indignados por el asesinato, presuntamente las víctimas fueron apuñaladas. Es por ello que exigen a las autoridades que se investigue para dar con el paradero de el o los responsables.
El dirigente recuerda a Érika como una mujer tranquila. Era madre soltera y vivía con su progenitora junto a su pequeña. La última vez que la vieron los pobladores fue la tarde del 17 de mayo último, pasadas las 14:00.
Salió de su vivienda para comprar pañales. Nadie se explica por qué llegaron a González Suárez, donde perdieron la vida.