Allí también se ofrece habitaciones a extranjeros que visitan la capital y que pagan bajos precios. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO.
La Comisaría Cuarta de la Intendencia de la Policía cerró esta tarde el hostal La Casona, ubicado en la calle Manabí y Montúfar, cerca de la Plaza del Teatro, en el Centro Histórico de Quito.
Esta medida provocó la protesta de un grupo de trabajadoras sexuales, quienes se negaban a desalojar el establecimiento. La clausura ocurrió porque el lugar no cuenta con un permiso de funcionamiento, pese a que desde hace dos años alquila habitaciones a mujeres que se dedican a este oficio.
Además, personal de la Comisaría había recibido denuncias de moradores sobre problemas de inseguridad generados por esa actividad. La Comisaría confirmó supuestamente que no se cumplía con normas de salubridad, tampoco contaban con puertas de emergencia.
Sin embargo, luego de la medida, este Diario ingresó al hostal y constató que el personal se encontraba realizando la limpieza. Allí también se ofrece habitaciones a extranjeros que visitan la capital y que pagan bajos precios.
Las trabajadores sexuales detallaron que existiría un acuerdo de palabra entre la Administración Zonal Manuela Sáenz y la dueña del establecimiento, para que allí se alquile habitaciones a más de 130 mujeres que componen la Asociación de Trabajadoras Sexuales.
Esta medida provocó la protesta de un grupo de trabajadoras sexuales, quienes se negaban a desalojar el establecimiento. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO.
Su representante es María José y ella señaló que “no existirían motivos reales” para el cierre del hostal. Además de que esto perjudicaría el trabajo de sus compañeras, quienes son, la mayoría, madres de familia. Ellas cobran USD 10 por servicio sexual, USD 3 se destinan al pago de la habitación.
“Ahora qué vamos hacer, no nos podemos quedar sin nada”, dijo.
Las compañeras de la representante también aseguraron que desde hace 14 años, cuando se cerraron los burdeles de la 24 de Mayo, no han recibido ningún respuesta concreta sobre un espacio fijo en donde trabajar. No están de acuerdo con ir a La Cantera.
Las mujeres que ejercen el trabajo sexual en los alrededores de la Plaza del Teatro aseguran que La Cantera es un sitio inseguro y se niegan a dejar el Centro Histórico.
“Nosotras no tenemos problemas con los vecinos, lo único que queremos es que nos dejen trabajar sin dañar a nadie”, dijo María José.