Un viernes me robaron a las 18:00, en una de las esquinas del parque Montalvo, entre Bolívar y Montalvo. Aquella tarde me dirigía a la casa de mi enamorada en las inmediaciones de la Rocafuerte y Guayaquil.
En ese momento estaba distraído por los problemas con mi familia y el trabajo. Caminaba con tranquilidad sin pensar en lo que me sucedería. Antes de ingresar al parque alguien se me acercó.
El hombre me pidió dinero. Yo le respondí que no tenía y que se alejara. En ese momento otro se acercó por detrás.
Me abrazó y me dijo que esté quieto. En ese momento sentí el filo de un cuchillo. El otro asaltante rápidamente rebuscó en mis bolsillos del pantalón y la chompa. Ahí me quitaron la billetera y el celular. Yo les pedí que se llevaran todo y que no me hicieran daño. Me insultaron y me dijeron que me quedara quieto y no alzara a ver.
Me indicaron que había un tercero por el lugar y me podría matar, eso me asustó.
Luego de robarme salieron corriendo hacia la avenida Cevallos. Busqué a un guardia municipal o de la Policía, pero no los encontré. Me quedé temblando y un frío helado recorrió mi cuerpo.
Luego de esa mala experiencia acudí donde mi novia. Allí me recuperé del susto. Antes de que me roben venía del banco depositando USD 1 000, dinero que mi jefe me encargó. Pienso que ellos me vieron con el dinero en una de las ventanillas, pero no se percataron que lo deje allí. Creo que me siguieron pensando que aún tenía el dinero pero no fue así.
Al llevarse mi billetera se sustrajeron USD 30, tarjetas de crédito y mis documentos personales.
Los hombres que me robaron eran de mediana estatura y de tez morena. Por eso, después acudí a la Policía Judicial a poner la denuncia, para buscar que se haga justicia. Y creo que es necesario que más policías vigilen los sitios públicos para evitar este tipo de delincuencia. No debemos olvidar que en el centro de la ciudad están los mercados y paradas de buses. A diario observamos los arranches de carteras a la mujeres que transitan por las veredas.