Los policías visten camuflaje gris, cascos, chaleco antibalas y botas negras con rodilleras. En el cinturón llevan una pistola y en el hombro un fusil. Unos caminan, otros van en motocicletas o en camionetas.
Esta es la única Fuerza Pública en Haití. La Policía se conformó el 12 de junio de 1995 y ahora opera con 10 924 hombres. Ellos vigilan a 11 millones de personas. Es decir, hay 993 agentes por
cada millón de habitantes. Pero Naciones Unidas dice que el número adecuado es de 2 800 uniformados por 1 millón de personas.
En los 10 departamentos de la isla, los soldados controlan el tránsito, hacen operativos antinarcóticos, prestan servicios en el aeropuerto, realizan patrullajes en tierra y mar, cuidan las fronteras, colaboran en desastres naturales y realizan operaciones en casos de secuestros u otros delitos.
Pero la inseguridad es otro problema. El 13 de septiembre, el portal web de noticias Haití Press Network (HPN) informaba que la Embajada estadounidense alertó al Gobierno sobre la violencia que se vive en esa nación.
Según el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, de marzo a julio del 2012 hubo un “drástico aumento” en el número de homicidios. Hubo 99 casos mensuales. Mientras que en el mismo período del año pasado hubo 75 hechos cada mes.
Otra alerta de la ONU: “La violencia se concentra en las grandes ciudades, en el área metropolitana de la capital y municipios con mayores índices de población”.
En Haití no solo opera su Policía. También los hacen militares de al menos siete países de América del Sur. Son cascos azules, es decir, cuerpos de ayuda que reconstruyen la isla después del sismo del 12 de enero del 2010.
Pero también ellos necesitan resguardo. Otro equipo similar a ellos hace esa tarea.
El jueves, los cascos azules que integran los escuadrones de seguridad se movilizaban en camionetas de la ONU. Están equipados con fusiles y chalecos antibalas.
Ayuda militar ecuatoriana
Ecuador también tiene su contingente. 66 cascos azules llegaron en julio. Viven en el City Military, un campamento militar montado en Puerto Príncipe.
Nadie puede entrar. Solo los militares tienen permiso. Las mallas de metal cercan el lugar y desde afuera se ve a soldados caminar por estrechos senderos de tierra.
Los ecuatorianos viven junto a la misión chilena y lo hacen en contenedores de metal.
Freddy Moreno es capitán del Ejército ecuatoriano. Llegó a Haití hace dos meses y el único contacto con Quito son las redes sociales, aunque los locales de Internet para el público son esporádicos y en los que funcionan la conexión de Red es lenta.
Moreno regresará a Ecuador en enero próximo y ahora es parte de la Compañía de Construcciones Horizontales chileno-ecuatoriano (Chiecuengcoy), que rehabilita vías y puentes destruidos.
En agosto, Chiecuengcoy reconstruyó y asfaltó el Lean Jeacques Dssalines, un bulevar de Puerto Príncipe. Con eso se descongestionó la vía de acceso que conduce a la terminal portuaria y se abrió una vía para que la gente llegue al Hospital L’Ofatma.
Desde inicios de septiembre, Chiecuengcoy también trabaja en el sector de Gonaives (norte de Haití). Allí se construirá el Hospital Departamental de Artibonite.
Solo en este proyecto están 10 militares ecuatorianos que manejan maquinaria pesada, como volquetas, cargadoras frontales, retroexcavadoras.
[[OBJECT]] Con palas y rastrillos, tres uniformados colocan la brea sobre el piso. La aplanadora compacta el material. Otros van de un lado a otro. Inspeccionan la obra y revisan los planos.
El caos en las calles
La Policía de Haití es esporádica en las calles. En las vías de Puerto Príncipe el ruido de los motores y pitos inunda el ambiente.
En Artibonite, un departamento ubicado en el norte de la isla, apenas dos agentes de tránsito controlaban el viernes el pesado tránsito. En medio de los autos deteriorados circulan motos. Los semáforos casi no existen.
Artibonite es considerado como el granero de Haití, porque allí se producen los alimentos que consume la población (arroz, habichuelas, aguacate, frutas).
Los vehículos grandes de transporte público denominados ‘los trenes de la muerte’, por el riesgo que implican para los peatones, circulan a más de 80 km/h.
En la capital haitiana funcionan camionetas llamadas ‘Tap Tap’. Son coloridas y la gente se traslada en los cajones. Así se transporta la gente, aunque también hay motos usadas como taxis. Pero allí van hasta cuatro personas y ese medio solo lo utilizan quienes tienen dinero para pagar.
Los llamados trenes son buses escolares pintados de amarillo y negro. Son para servicio público. Siempre van llenos, no tienen una cooperativa y se movilizan en rutas que no están fijadas legalmente. Pero también hay tiendas donde se venden vehículos lujosos y al frente comerciantes montan tiendas para vender cosas usadas.
Asesoría ecuatoriana para estructurar FF.AA.
Una de las prioridades del Gobierno haitiano es la reconstitución de sus Fuerzas Armadas. Estas fueron disueltas en 1995 por el presidente de esa época, Jean-Bertrand Aristide, luego de un golpe de Estado.
En su última visita al país, en julio pasado, el presidente haitiano Michel Martelly se reunió con el mandatario ecuatoriano Rafael Correa y acordaron que las Fuerzas Armadas asesorarán al país caribeño en la conformación de su nuevo Ejército.
A eso se suma que oficiales de la Policía haitiana continuarán formándose en las academias nacionales. De hecho, el Ministerio de Defensa de Haití confirmó que dos cadetes de esa nación se están formando en la Escuela Militar Eloy Alfaro.
“El presidente Martelly considera importante tener Fuerzas Armadas y ha pedido nuestra asesoría”, manifestó Correa.
Jean Rodoph Yoasil, ministro de Defensa de Haití, dijo que se prevé que en los próximo meses se envíe otro grupo de cadetes haitianos al país para que comiencen su formación.
Dentro de este proyecto, según Michel Martelly, se busca capacitar a ingenieros civiles con formación militar para que se dediquen a las labores de la reconstrucción de Haití.
En lo que respecta la Misión Ecuatoriana para la Reconstrucción de Haití (Marhec), el Ejército invertirá USD 155 300 en la capacitación. Los haitianos aprenderán a manejar maquinaria pesada, conducir camiones y se instruirán en materias básicas de construcción.