Lo llamaremos Cristian, es un guayaquileño de 38 años de edad, técnico en informática. Un hombre en moto, armado y disfrazado como policía lo detuvo cerca de la medianoche en la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, al norte de Guayaquil. Y lo que pensó que sería un robo terminó en un secuestro de cuatro horas, en el que le propinaron múltiples golpes y le partieron la cabeza.
Los 88 casos de secuestro exprés registrados hasta mediados de julio del 2022 en el área metropolitana de Guayaquil ya sobrepasaron a las 85 denuncias de todo el año pasado. “Me llevaron a una casa donde me dieron cachazos y amenazaron con cortarme los dedos”, cuenta Cristian, quien prefiere mantener su nombre en el anonimato.
Testimonio de secuestro exprés:
“El pasado sábado 16 de julio, a eso de las 23:00, circulaba por el carril rápido de la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, en sentido centro-norte (casi a la altura de Vergeles, en el norte de Guayaquil), cuando me abordó un sujeto en moto. Estaba uniformado como policía, con casco y chaleco, y me pidió que detenga el auto.
Obviamente me pareció sospechoso, por eso en principio no me detuve. Pero luego el motociclista me apuntó con un arma, yo llevaba el vidrio de la ventana abajo, y decidí detener la marcha, pensando que lo peor que podía pasarme era que me robara.
Cuando me detuve me pidió los documentos y me hizo bajar del carro con la amenaza del arma, me revisó lo que llevaba encima, me dio un cachazo en la cabeza con el arma. Y enseguida me metieron en una camioneta negra que venía detrás, todo fue muy rápido.
En la camioneta doble cabina venían cinco sujetos más, uno se llevó mi carro y los otros me sometieron en la parte trasera de la camioneta. Luego me taparon la cara con la camisa y con unos trapos, me tuvieron retenido durante unas cuatro horas mientras sacaban la plata de mis cuentas bancarias.
“Me querían cortar los dedos“
Me llevaron a una casa y cada tanto entraba una persona a la habitación a darme golpes porque la clave era incorrecta o porque necesitaban la clave para ingresar al banco intermático. En mi favor jugó que uno de ellos se llevó mi celular y lo perdió, entonces no pudieron hacer las transferencias bancarias que ellos querían en la banca web.
Estuve sangrando por la herida en la cabeza, siempre con una capucha en la cara y me amenazaron con cortarme los dedos, porque supuestamente no estaba dando la clave correcta para concretar las transferencias. Pero eran ellos los que no encontraban el celular.
Lograron sacar de mi cuenta USD 700, más la computadora que se llevaron del auto, dos celulares de gama alta e incluso me quitaron parte de la ropa.
Cachazos en la cabeza…
Finalmente, entró uno de los hombres a darme golpes, diciéndome que me tenía que quedar callado, que me había metido con la mafia. Me volvió a dar cachazos, patadas, se me paró encima de los hombros en el suelo. Temí por mi vida, pensé en mis hijos pequeños. Me dijeron que no cuente como había sido el secuestro, que iban a utilizar mi carro para unas vueltas y, de ahí, lo iban a dejar botado.
Luego me subieron en el carro y me llevaron a la vía a Perimetral, me dejaron acostado en el piso cerca a una empacadora de camarones, y me advirtieron que no mire atrás, porque me mataban.
“No carguen todas las tarjetas”
Pasaron tres carros, uno de los conductores se detuvo y me preguntó que me había pasado porque me vio ensangrentada la cabeza y el brazo, se dispuso a ayudarme. Eran las 3:30 de la mañana, más o menos. Así que fui a poner la denuncia a la Fiscalía, pero no podía hacerlo sin copia de la cédula y de la matrícula. Llegué a la casa a las cinco de la mañana.
El pasado martes 19 de julio un policía me llamó a informarme que había encontrado mi carro. Un ciudadano denunció que el vehículo (tipo SUV) había estado abandonado desde el domingo por la Florida (al norte).
Lo que puedo recomendar es estar muy atentos, evitar rutas desoladas o de bajo tráfico a altas horas de la noche. Y no cargar todas las tarjetas de crédito encima. Hay que mantenerse a la defensiva porque la ola de delincuencia está en aumento en Guayaquil, llega a niveles inimaginados, y el Gobierno no hace nada. Se ha desatado la delincuencia y las mafias organizadas en la ciudad”.