Todos vestían de luto. Antes de las 09:00 de ayer, unas 30 personas intentaron ingresar al Comando de Policía de Azuay, pero fueron impedidos. Eran familiares de Carlos Salamea Chacha, uno de los fallecidos en el tiroteo entre agentes y sospechosos de un asalto a la agencia del Banco del Austro, en el centro de Cuenca.“Queremos que la Policía admita el error en su actuación. Que saquen a mi padre de la lista de los delincuentes. Ellos saben que fue rehén”, repitió Marco Salamea, el mayor de los cuatro hijos del fallecido.El sábado, luego del asalto, los inculpados subieron a una camioneta Mazda gris, placas PIL-456, pero esta se impactó con un bus. Entonces pretendieron subir en un taxi que estaba atrás, contó su propietario. Él relató que quienes huían se percataron que el auto era “demasiado viejo” y optaron por el siguiente vehículo, el de Salamea, un cuencano de 64 años. A esa hora -dice el hijo de Salamea- su padre se encontraba a dos cuadras de su vivienda, en las calles Vargas Machuca y Pío Bravo, en la zona céntrica. Ayer, Sara Barriga, de 58 años, junto con sus hijos, yernos, hermanos, sobrinos y otros familiares lloraba la pérdida de Salamea. “Mi esposo era una persona honrada y no un delincuente como intenta decir la Policía”.Según ella, sufrió humillaciones y malos tratos de la Policía cuando intentó acercarse a la escena del crimen para verlo. “Les supliqué que me dejaran verlo, pero me empujaron y me dijeron que mi marido era quien disparaba. Eso es falso”, dijo. Según la autopsia, Salamea tenía ocho impactos de bala. Según Guido Yánez, jefe de la Policía de Azuay, los agentes son constantemente atacados. “Cuando están atentando contra la vida de los policías no podemos parar los vehículos para preguntarles si usted es secuestrado, víctima o pasajero”.Otro argumento de Yánez es que la familia nunca presentó una denuncia o llamó al 101 para reportar el hecho. Pero Luis Alberto Cordero respondió indignado. Dijo que todo sucedió en minutos, que cuando se enteraron de la balacera su suegro ya estaba muerto.Yánez indicó que cuando conocen de un rehén se activan equipos especializados de la Unidad Antisecuestros y Extorsión de la Policía (Unase). “Ellos investigan y recolectan la información previo al operativo”.Ayer, la familia Salamea Barriga buscaba apoyo legal y no descartó apoyarse en los organismos de derechos humanos. “¿Quién responderá por la muerte de mi esposo, por el vehículo que quedó perforado?”, reclamaba Sara Barriga. Este hecho dejó tres vehículos particulares parcialmente destruidos, tres muertos y tres personas que en el momento están con prisión preventiva. Uno de ellos, que resultó herido, está hospitalizado. Los tres serán indagados para determinar si Salamea participaba del hecho. Según Yánez, la indagación determinará si los perjudicados recibirán indemnización.