Los restos de ladrillos, bloques, estucos, hierros, vidrios, electrodomésticos, muebles, enseres… quedaron ayer esparcidos en las aceras y calzada de las calles Posorja y Unidad Nacional, sur de Cuenca.
Tres viviendas quedaron destruidas, tras un incidente ocurrido por la fuga de gas en la cocina de la casa de la familia Pambi-Quichimbo.
Juan Carlos Pambi caminaba en medio de los escombros y trataba de contener el llanto por la muerte de su madre, Rosa Amada Quichimbo, de 53 años.
Cerca de las 06:20, la mujer se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, donde había cuatro cilindros de gas, según Pambi.
Su madre prendió el bombillo y se produjo una implosión, de acuerdo con el informe preliminar del Cuerpo de Bomberos.
Fernando Figueroa estuvo a cargo del operativo. Según él, no fue una explosión porque no hubo fuego, sino que la energía eléctrica activó una onda expansiva por acumulación de gas en el interior de la cocina. Se presume que el gas escapó toda la noche por una hornilla de la cocina.
Figueroa, basado en su experiencia, estimó que al encender el foco se produjo una detonación violenta que destruyó parcialmente la vivienda alquilada por los Pambi-Quichimbo. La implosión causó daños severos en siete casas vecinas, de las familias Tenesaca, Vuele, Sarmiento, Arias, Naula, entre otras.
Anoche, después de inspecciones minuciosas al lugar, Figueroa no descartó que se haya producido una explosión, pues un fogonazo habría causado quemaduras leves en el cuello y rostro de una nuera de la víctima mortal. El informe definitivo se tiene previsto presentarlo hoy.
Según Pambi, los 10 miembros de su familia (ocho adultos y dos niños) estaban en sus habitaciones y solo su madre bajó a la cocina. Él sintió un estruendo y fue en su auxilio. Observó la cocina destruida y, en medio de bloques, encontró a su madre.
Su vecino Daniel Andrade estaba a una cuadra del lugar y sintió que el piso se movió. “Creí que era temblor y escuché gritos. Corrí a auxiliar”. Llegó a la casa de la familia Pambi y encontró a Quichimbo en medio de los escombros: “Agonizaba. Fue doloroso”.
La detonación fue escuchada en el sur de Cuenca. A esa hora, Sarmiento trotaba en un parque aledaño y regresó de inmediato a su hogar. Su esposa, Cecilia Sigüenza, preparaba el desayuno cuando se produjo la detonación. Ella subió al cuarto de su hijo Gabriel, de año y medio, pues creía que se trataba de un terremoto.
Tomó a su pequeño en brazos y salió del inmueble. En ese momento, una parte de una pared cayó cerca de la cama de Gabriel. Ambos salieron ilesos.
También se cayó el estuco. Los vidrios se rompieron y quedaron esparcidos por el piso. Sarmiento llegó a la carrera y encontró a su familia en la calle. Trató de mover los escombros para entrar a casa.
Luego se tranquilizó. Según él, su vivienda tiene un seguro que lo contrató porque así lo exigía el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social para la hipoteca. “Espero que cubra los daños”.
En cambio, otros vecinos como Elvia Orozco lloraban desconsoladamente. Ella no sabe quién le ayudará a reconstruir la sala, la cocina y la lavandería que quedaron averiadas. “Las paredes de las casas de mis vecinos (Pambi y Sarmiento) se vinieron abajo y destrozaron parte de mi vivienda”.
María Naula trataba de calmar la desesperación de las familias brindándoles agua aromática.
En repetidas ocasiones, Orozco gritaba que necesitan ayuda porque los inmuebles no están asegurados. Los curiosos también empezaron a aglomerarse.
Hubo rumores de que la causa fue la explosión de pirotecnia, pero los bomberos lo descartaron.
También descartaron que existan heridos de consideración entre los afectados. Había personas como Cecilia Sigüenza con leves cortaduras de vidrio.
Cerca de las 07:10 llegó la Policía para resguardar el lugar y evitar que extraños ingresaran a los inmuebles afectados.
Los miembros de la familia Vuele Seminario cubrían con sábanas y cobijas sus televisores para evitar que se destruyeran con la presencia del excesivo polvo que afectaba al lugar.
Juan Carlos Carrillo no salía del asombró al ver la magnitud del estallido. La puerta de hierro de la casa de su vecino, Juan Carlos Pambi, cayó sobre su vehículo Mazda 323. Este quedó averiado en las partes frontal y posterior.
Pasadas las 08:00 llegó el alcalde de Cuenca, Paúl Granda. Aseguró que el Municipio cuenta con un presupuesto para este tipo de siniestros, pero no especificó la cifra ni el tipo de ayuda.
Según él, necesitará conocer el informe de los peritos de la Policía y del Cuerpo de Bomberos para determinar la magnitud de lo ocurrido y las acciones de emergencia que se deban ejecutar.
El Alcalde agregó que luego de 48 horas de recibir el informe detallará en qué comprenderá el apoyo a las familias.
Hasta tanto, el Burgomaestre puso a disposición de los afectados los albergues municipales, como el ubicado en el parque de La Madre. Tiene capacidad para recibir a 12 personas.
Hasta la tarde de ayer ninguno de los afectados llegó al albergue, la mayoría prefirió ir a las casas de sus parientes o cuidar sus inmuebles.
Uno de los afectados, Patricio Arias, decía que espera que las autoridades sigan visitándolos y “que solo haya sido hoy (ayer)”.
Las primeras tareas
El personal de la Policía Nacional levantó la información para la investigación. Los bomberos llegaron en 10 vehículos.
Rosa Amada Quichimbo, de 53 años, fue trasladada a la morgue del Hospital Vicente Corral Moscoso. La víctima tenía un golpe en su rostro.
Los empleados de la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca y obreros de Obras Públicas Municipales retiraron los escombros de las viviendas afectadas.
El personal de la Secretaría Nacional de Riesgos llegó para recabar información de lo ocurrido y determinar la posible ayuda. Tampoco especificaron qué tipo de apoyo dará la entidad.
70 bomberos atendieron la emergencia. Su tarea fue desalojar a las personas de las viviendas.