Ximena Moreno, prima de Diana, lideró la manifestación. La joven comentó que no quieren que se repitan escenas de violencia en la parroquia. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Fue una marcha pacífica, emotiva. La comunidad de Cumbayá marchó la tarde de este domingo 26 de abril por Diana Taco, joven desaparecida el sábado 18 y hallada muerta el lunes 20 en una vivienda cerca del parque central de esa parroquia.
La concentración inició a las 16:00 en el redondel de Cumbayá. Desde ahí, familiares, amigos y gente que conoció a la universitaria de 26 años recorrieron la calle María Angélica Idrobo y llegaron a la iglesia de la parroquia. “Justicia para Diana”, “Queremos vivir en paz”, “No al feminicidio”, “Ni una mujer menos, ni una muerte más”, “No más niños huérfanos a causa del feminicidio”, gritaron a lo largo de la marcha.
Ximena Moreno, prima de Diana, lideró la manifestación. La joven comentó que no quieren que se repitan escenas de violencia en la parroquia. “Es la primera vez que tenemos un problema de esta índole. Queremos una comunidad pacífica, solidaria, como siempre se ha caracterizado Cumbayá”.
Kevin M., el principal sospechoso de la muerte de Diana, permanece detenido desde el 24 de abril. Fue procesado bajo la figura de asesinato, que según el Código Orgánico Integral Penal se castiga con 22 a 26 años de cárcel. El muchacho había iniciado una relación hace cinco meses con Diana.
En la audiencia, Otto Aguilar, defensor público del detenido, dijo que la muerte de la joven universitaria pudo ser “natural”. Esas aseveraciones las hizo con base en el relato del chico. Según Kevin M., el sábado último, él se encontró con Diana. Fueron a la casa de un familiar en el sector de San Marcos de Cumbayá. En la habitación, la chica supuestamente “sufrió convulsiones“. “Mi defendido salió a pedir ayuda, eran las 03:00. Cuando regresó ya la encontró muerta”, sostuvo en la diligencia judicial.
Sin embargo, el protocolo de autopsia reveló que la joven fue estrangulada, por lo que se consideró una “muerte violenta“.
La hija de Diana, de 7 años, ahora permanece con su padre. La familia Taco todavía no sabe cuál será la situación de la pequeña. “Ella ya está al tanto de lo que pasó con su madre. No está definido si ella se quedará con su padre o con sus abuelos. Como familia, lo más importante es respetar su criterio”, relató Ximena.
En la iglesia de Cumbayá se repicaron las campanas en memoria de la joven universitaria y se guardó un minuto de silencio. El padre Emilio, párroco de esa capilla, pidió que no se institucionalice el miedo. “La vida es sagrada. Nadie tiene derecho a segar una vida, a pisotearla. Nos tenemos que unir todos. Nos oponemos a toda clase de violencia”.
Sonia Chuquimarca habló en representación de las mujeres de Cumbayá. Ella es parte de la junta parroquial. “A Diana la conocí desde tierna edad, por ser mi vecina. Vi cómo creció. Un ser, que no sabemos qué nombre darle, le arrebató sus sueños, sus ideales y esa alegría que tenía. Como mujeres debemos reclamar y poner en alto nuestros derechos. Defendamos el derecho a ser felices. No callemos ante la violencia, ante el odio”.