El Ecuador del mapamundi es ocre. Esa sombra marca que entre el 0,11 y el 0,30% de la población ecuatoriana de entre 15 y 64 años es usuaria de cocaína, igual que en Suiza, Hungría, Ucrania o Rusia.
El documento es el Informe Mundial de Drogas 2012 de las Naciones Unidas, difundido el martes, en Viena. Cerca del 2% de la población en Ecuador -en el mismo rango de edad- consume marihuana; igual que en Perú, México, Polonia o Bielorrusia.
Entonces, ¿es un tema para endosar culpas al Primer Mundo o para enfrentarlo a escala internacional? Yury Fedotov, director de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), es puntual. “Para afrontar esos desafíos es necesario reducir tanto la oferta como la demanda. Se reconoce cada vez más que el tratamiento y la rehabilitación de los consumidores de drogas ilícitas son más eficaces que el castigo”, firma en el Informe de las Naciones Unidas.
Ecuador tiene el Plan de Prevención Integral de Drogas 2011-2013. Ese Plan identificó 315 centros para el tratamiento de personas adictas: 178 de ellos no tienen autorización. Ese Plan contempla USD 105 millones; de ellos, 27,9 millones para tratamiento de personas con adicción, pero en el 2011 apenas se invirtió el 5%.
Tiempo de no criminalizar al adicto, de mirar al mapa de la ONU. Atender al usuario de drogas requiere institucionalidad. Más ahora que se prevé legalizar el porte de 10 gramos de marihuana, de 1 gramo de cocaína, de 100 mg de heroína, para consumo personal. Un tema de salud pública, en el que los políticos no parecen estar a la altura e impera la desidia social.