Unos 100 tacos de pentolita (explosivo de alto poder) y 50 piezas de tela impermeable tipo camuflaje fueron incautados en un autobús de pasajeros, que viajaba de Ibarra a la ciudad fronteriza de Tulcán.
Según la Policía, el material de uso militar estaba escondido en 11 baldes que contenía frutillas, y que estaban almacenados en la bodega del automotor.
Este es el segundo cargamento de explosivos que es confiscado en este año, en Imbabura. El 25 de enero último, fueron incautados 400 tacos de pentolita y 998 cápsulas detonantes (para activar la pentolita), que eran transportados en otro autobús interprovincial. En esa ocasión la ruta escogida era de Ibarra a San Lorenzo, Esmeraldas.
Jaime Jaramillo, jefe del operativo, aseguró que los baldes en lo que se transportaba la fruta tenía doble fondo y ahí estaban escondido el material explosivo. Según Jaramillo, María T. reconoció en el Juzgado Primero de Garantías Penales de Imbabura ser la dueña de la fruta.
En el Juzgado se emitió una orden de prisión preventiva para María T, de 34 años. Sin embargo, policías del Destacamento de Mascarilla, en el norte de Ibarra, también detuvieron a María T., de 42 años, y Josefina T., de 28 años, quienes presuntamente viajaban con la detenida, pero fueron puestas en libertad, por falta de pruebas. Así resolvió el Juez al finalizar la audiencia de formulación de cargos que se realizó el sábado pasado.
El material explosivo fue trasladado a la bodega de la Policía Judicial, en el norte de Ibarra. El edificio de esta institución policial está ubicado en los Huertos Familiares, una zona residencial en el norte de Ibarra.
Según Esvar Jiménez, comandante de Policía, hay una disposición de la Dirección de Operaciones para que se entregue a las Fuerzas Armadas lo más rápido posible esos productos de alto riesgo y peligrosidad.
Hace tres semanas, de la bodega de la Policía Judicial fueron retirados los 400 tacos de pentolita y las 998 cápsulas de detonantes y trasladados al Grupo militar Yaguachi para su destrucción.