Las personas que han recorrido las faldas del cerro Ungüí aseguran que algunos asaltos se han registrado allí desde hace años. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Han pasado tres meses, pero Aníbal M. (nombre protegido) todavía no olvida el asalto que vivió junto a su familia en uno de los senderos del cerro Ungüí, ubicado en el sur de Quito. Aún recuerda los rostros de los cuatro asaltantes que los abordaron con armas de fuego y cuchillos.
A las 12:00 del sábado 9 de febrero del 2019, él decidió visitar el cerro junto a su novia y otros parientes. Caminaban por los senderos cuando cuatro personas, una mujer y tres hombres que fingían ser excursionistas, les pidieron agua. Pararon la caminata y de eso se aprovecharon para robarles. “Comenzaron a insultarnos. Nos quitaron el machete que llevábamos. Luego nos amarraron las manos con los cordones de los zapatos. Nos llevaron a un pajonal cerca de la cruz del sector”, recordó.
Les quitaron tres mochilas, un cronómetro, un par de zapatos de andinismo, ropa, gafas, entre otras pertenencias. No les arrebataron los teléfonos celulares porque los dejaron en la casa. “Les rogamos que no nos hagan daño. El asalto duró una media hora aproximadamente”. Los delincuentes se fueron de ese lugar y, 30 minutos después, Aníbal y sus allegados lograron zafarse. Se abrazaron y volvieron a su hogar atemorizados.
Testimonio de un ciudadano que fue asaltado y secuestrado junto a su familia por algunas horas en la Loma de Ungüí. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Dos días después presentaron la denuncia en la Policía Nacional. Aníbal recuerda que los uniformados apenas le tomaron los datos de lo que pasó. Un agente se comunicó con él para iniciar las investigaciones, pero luego no lo volvió a ver. A su criterio, “(la labor de la Policía) es pésima porque no me han dado resultados”.
Casos como estos son recurrentes. Las personas que han recorrido las faldas del cerro Ungüí aseguran que algunos asaltos se han registrado allí desde hace años. Por ejemplo, a finales de julio del 2014, 18 jóvenes contaron que tres hombres y una mujer les interceptaron y amenazaron con cuchillos para que les entregaran una tablet y sus teléfonos celulares. En su intento por huir de los ladrones, el grupo se separó y perdió el sendero. Un equipo de Aeropolicial sobrevoló el cerro luego de que uno de los chicos alertara que perdieron la ruta y localizó al resto de chicos.
Este Diario se contactó con Myriam F. (nombre protegido) quien contó que hace ocho años le asaltaron allí tras salir de excursión con sus hijos. Ahora, ella evita a salir a pasearse en esa zona ya que la considera peligrosa.
Lo mismo ocurrió con Bryan S. (nombre protegido) en agosto del año pasado. Las víctimas fueron él, su esposa y su madre, de 72 años. También sus hijas de 7 años y 3 meses. Los sospechosos les amarraron las manos con los cordones de los zapatos y les obligaron a caminar en los senderos del monte.
Los testimonios de las víctimas coinciden ya que los asaltantes primero tratan de ganarse la confianza de las víctimas y luego atacan con armas de fuego y cuchillos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Le robaron una cámara de fotos, un dron, varios lentes, dinero y otros equipos. Él presentó la denuncia, pero asegura que la Policía no le ha ayudado con las investigaciones. “Una vez fue el agente a reconocer el lugar en donde ocurrió el robo y nunca más lo volví a ver”, manifestó Bryan. Siente indignación porque en la Policía no le ayudaron a investigar lo que ocurrió.
Recuerda que uno de los asaltantes le puso el machete en el cuello de su hija más pequeña, amenazándolo. Le dijo que permanezca quieto y callado porque de lo contrario haría daño a la nena.
Otro asalto ocurrió hace una semana y los colectivos de andinismo se quejaron a través de las redes sociales por la falta de seguridad en la montaña. Los testimonios de las víctimas coinciden ya que los asaltantes primero tratan de ganarse la confianza de las víctimas y luego atacan con armas de fuego y cuchillos. Siempre las amarran con los cordones de sus zapatos.
En la zona hay caseríos y la gente que vive allí asegura que los robos de personas son frecuentes cuando suben a la cima de la montaña. “Les violan a las chicas, a veces les dejan muertos ahí”, cuenta una moradora. Cuenta que la Policía Nacional hace patrullajes, pero se reportan delitos en las zonas altas de la loma.