Xavier Gallardo sonríe al ver cruzar por la entrada de su casa a nueve compañeros del Colegio Mejía. Uno tiene en la mano una camiseta con los colores azul y amarillo, distintivos del instituto. También una carta que sus compañeros escribieron para apoyarlo. Él los abraza con gratitud y les pide que esperen en otra habitación, mientras relata a EL COMERCIO cómo fue herido durante las manifestaciones estudiantiles del viernes pasado.“No llores, no me voy a desmayar. Eso dije a mi hermano menor para que no se desesperara. Él observó el momento en que un policía disparó una bomba lacrimógena y esta se impactó contra mi ojo izquierdo. Empecé a sangrar y caí al piso de forma inmediata. Mi hermano se acercó, tomó mi brazo y con otros compañeros me levantaron.“La Policía no dejó de disparar bombas. Eran como la 13:15. Ya había salido de clases y me quedé en las manifestaciones para hacer tiempo. A las 14:00 tenía una presentación en una discoteca. Tengo un grupo llamado ‘free time’ que hace coreografías con música electrónica. “Habíamos preparado un buen espectáculo, pero se frustró luego de lo ocurrido. Los compañeros me trasladaron al edificio del Consejo Provincial, porque creíamos que ahí había un centro médico. Mi hermano suplicó que me dieran primeros auxilios, pero no lo escucharon. “Tuvimos que caminar unas cinco cuadras en busca de ayuda. Frente al Colegio Espejo, mis compañeros dicen que una señora detuvo una camioneta, abrió el balde para que subiera; y me trasladó al Hospital Eugenio Espejo.“En el trayecto pensaba en mi mamá y mis hermanos. Pedía que los llamasen para que sepan donde estaba. “Al área de Emergencias del hospital llegué solo con mi hermano. Él también estudia en el Colegio Mejía, en tercer curso. Aún no elige una especialidad, pero piensa ser, al igual yo, un físico matemático. “Elegí esa rama porque desde pequeño tengo…. perdón, tenía un sueño. Quería ser aviador. Mi hermana es policía de la Naval y yo buscaba convertirme en un oficial. Desde pequeño me preparé para alcanzar esa meta. Leía libros, hacía mucho ejercicio y hablaba con otros estudiantes que estaban por graduarse y tenían el mismo sueño. Mi hermano menor tiene el mismo sueño y estoy seguro que él va a cumplirlo. Yo obviamente ya no tengo las cualidades físicas.“Me hice a la idea desde que estuve en el hospital. Unos pasantes de médicos hablaron entre ellos y creo que pensaron que no los escucharía. Dijeron: pobre chico, no se le podrá salvar el ojo. “Lloré mucho, hasta que una enfermera muy profesional me calmó. Luego los médicos dijeron a mi madre que debían intervenirme de forma urgente. Mi mamá dio su aprobación y entré a cirugía. Salí como a las 03:00 del sábado con el ojo vendado.“Luego, recuerdo que mi tío, que es como mi padre, me acompañó en la habitación. Quería hablar, pero me hice el dormido. Entonces escuché que lloraba y le hablé para que se calme. En la recuperación pasó algo muy bonito. Todos mis familiares me visitaron y también llegaron mis amigos. Dijeron que mi novia llegó después, pero que no la habían dejado entrar porque se puso a llorar en el ingreso. “Mi mejor amigo, Eduardo, también llegó. Su presencia me dio mucha paz. Hablamos de lo ocurrido y sobre cómo actuó la Policía. Ambos perdimos la confianza en los policías. Estoy convencido de que la violencia no se justifica ni para la Policía ni para los estudiantes, pero como dice un profesor, cuando se acaba la diplomacia, solo queda la fuerza.“En los medios de comunicación se muestran las protestas de los estudiantes, pero no dicen que ese es el último recurso que se utiliza. Antes, el Consejo Estudiantil o las autoridades envían cartas al Gobierno o se reúnen, pero no los escuchan.“Si bien los jóvenes no somos afectados de forma directa del incremento del precio de la leche, nuestros padres sí. Todos los días vemos lo difícil que se les hace conseguir dinero para vivir.“Salí del hospital este martes y ahora estoy en casa recuperándome. Esta mañana (ayer) la Universidad Javeriana se contactó para decirme que podían donarme una prótesis. Voy a esperar a que me la coloquen para ir al Colegio. En tanto, mis compañeros me ayudan con la tarea. Dijeron que iban a venir dos, pero veo que están como diez. Espere para que los conozca”.