En el sector de las calles 25 y Sedalana, en el Suburbio oeste de Guayaquil, nadie recordaba ayer haber escuchado los disparos que la noche del pasado domingo acabaron con la vida de un menor de 13 años.
Bryan F. recibió dos impactos de bala en la cabeza. Uno de los proyectil se incrustó en el cráneo y provocó la muerte del menor, según el reporte forense de la autopsia realizada ayer por la mañana.
Darwin P., tío del menor, puso la madrugada de ayer la denuncia en la Fiscalía adjunta a la Policía Judicial del Guayas. Allí relató que la noche del domingo retornaba con el menor a Guayaquil desde la ciudad de Machala. Para trasladarse desde la terminal terrestre tomaron un taxi. En el vehículo también iba la conviviente del tío de la víctima. Darwin P. contó que cuando pasaban por el Suburbio, se produjo un intercambio de disparos.
“Vimos dos motocicletas con dos hombres a bordo de cada una, que se estaban disparando mutuamente. Tanto mi conviviente como mi sobrino se hallaban en los asientos de atrás del taxi.
El pequeño estaba en el lado izquierdo del vehículo, con la cabeza reposando en la ventana.
Según el tío de la víctima, en ese momento escucharon que el vidrio de ese lado de la ventana se rompió. “Ahí vimos a mi sobrino bajar la cabeza con una herida”.
El menor fue conducido, en el mismo taxi, hasta el Hospital Abel Gilbert Pontón. Allí los médicos confirmaron el fallecimiento.
La versión del denunciante difiere del reporte forense. Juan Montenegro, médico legista de la Policía Judicial del Guayas, explicó ayer por la mañana, tras la autopsia, que los impactos de bala hallados en el cuerpo del menor se hicieron a corta distancia.
“Uno de los disparos afectó el hueso frontal del cráneo y lesionó el tejido encefálico, lo que le provocó la muerte inmediata”.
Según el forense, por las características de las heridas, los disparos se hicieron desde cerca. “Fueron disparos de contacto. Indudablemente se puede conjeturar que se trataría de asesinato”.
Los familiares del menor retiraron el cuerpo del anfiteatro de la Policía a las 11:00. Uno de los familiares contó que el cuerpo sería trasladado a Machala, de donde es oriunda su progenitora.
Los vecinos del lugar donde se registraron los disparos no disimulaban ayer su malestar por la inseguridad en esa zona. “Por aquí hay muchos robos. Por la tardes viene gente de afuera a robar , especialmente por los callejones”, dijo el dueño de una tienda.
El sector, aledaño a un mercado popular, no cuenta con una Unidad de Policía Comunitaria. “Los policías patrullan solo de vez en cuando por aquí”, manifestó el morador del sector.