Freddy Moreira es uno de los agentes que controlan las 15 cámaras en el Centro de Monitoreo del Parque Metropolitano Guangüiltagua. Foto: Patricio Terán / El Comercio
Sintió el brazo de un hombre alto que lo agarró por el cuello, desde atrás, y le advirtió que no gritara. “Dame lo que tienes, hijuep…”, le dijo al oído, mientras un segundo individuo salió de atrás de un árbol y rebuscó sus bolsillos.
Juan, de 15 años, no tenía nada más que su celular y una maleta con implementos de natación. Como cada noche, cruzaba el Parque Inglés, en San Carlos, rumbo a su casa luego del entrenamiento. Sin pistolas ni cuchillos, le despojaron de su teléfono. Clara Armijos, su madre, cuenta que desde ese día, los chicos salen en grupos y acompañados.
Las zonas abiertas, oscuras y poco concurridas se vuelven el lugar ideal para cometer ese tipo de atracos. Según la Policía Nacional, del 1 de enero al 12 de octubre, en Quito se registraron 5 039 robos a personas en espacios públicos, es decir 116 más que en el mismo período del año pasado.
Carlos Blanco, comandante del Distrito, advierte que los registros de robos en parques no son frecuentes porque no siempre se pone la denuncia.
En lo que va del año, en cinco de los parques más frecuentados en el Distrito (ver mapa) se han registrado 42 robos o asaltos. La mayoría en La Carolina (14) y en El Ejido (13).
Al revisar los partes policiales de gente que ha sido asaltada mientras se ejercitaba se evidencia su vulnerabilidad. A Juan, mientras trotaba a las 10:00 por el Bicentenario, lo acorraló un tipo y le apuntó a la cabeza con una pistola. Huyó con su iPhone en una moto por la calle Alfonso Yépez.
A Jacinto, en el mismo parque, además de robarle el teléfono lo golpearon. Francisco, en cambio, sintió el filo de un estilete en su cuello mientras paseaba en el Metropolitano.
Justamente el asalto ocurrido el 8 de octubre contra un grupo de adolescentes en este parque puso sobre el tapete el tema de la inseguridad.
El testimonio de una de las víctimas, que fue maniatada y agredida con un cuchillo, causó conmoción en redes sociales. Ella y sus amigos permanecieron más de hora y media con las manos y los pies amarrados y con cinta adhesiva en la boca, en una casa abandonada en el Metropolitano.
Los padres de las víctimas reclamaron al Municipio. Juan Zapata, secretario de Seguridad, explica que la entidad se encarga de brindar seguridad integral que se relaciona con gestión de riesgos, no de temas delictivos. Pero debido al nombre de la dependencia crea confusión en la población. Zapata indica que por eso se pidió al Alcalde cambiar el nombre de esta Secretaría. La seguridad, dice, es competencia del Ministerio del Interior y de la Policía.
Zapata explica que las 15 cámaras colocadas en el Metropolitano sirven para alertar de incendios forestales. Están colocadas en postes de 11 metros de alto y son monitoreadas por el cuerpo de agentes de control, quienes tampoco tienen competencia antidelictiva.
Gracias a las cámaras y al botón de pánico que hay en cada una se han hecho 619 atenciones en apoyo a la seguridad ciudadana y gestión de riesgos.
De estas, 274 fueron control del espacio público y 248 apoyo a seguridad ciudadana; en esos casos, se reportó la emergencia al 911, porque el agente no puede intervenir. El Municipio tiene dispuestas en los parques a 180 personas que se encargan del control de ventas autónomas y del tema ambiental. El personal no tiene armamento ni autorización para portar gas ni esposas ni tolete.
Blanco explica que los parques son custodiados por los uniformados de las unidades de Policía Comunitaria y de Equitación y Remonta. Cada UPC abarca un área aproximada de 1 km2 con población de 10 000 habitantes. Hay 259 UPC. Asegura que se aumentarán los patrullajes, tanto a pie como en bicicleta y a caballo en los parques metropolitanos. Justamente, se analizó cuáles son los sectores más complicados para atacarlos. De hecho, en el Parque Metropolitano, el Municipio donó a la Policía una casa que será rehabilitada y funcionará como base de la Unidad de Equitación y Remonta. Así, 30 uniformados y 30 caballos se sumarán para hacer los controles en este espacio. La base empezará a operar en 15 días.
El Municipio, por su lado, se comprometió a seguir trabajando en obras de iluminación y control de convivencia, con miras a hacer de estos espacios lugares seguros.