La actividad que se mueve alrededor de los cruceros no es la única que mueve la economía del turismo manabita. Foto: Patricio Ramos/EL COMERCIO
La temporada 2014 deja a la economía de Manta con saldo positivo. Los negocios del sector pesquero e inmobiliario, de los cruceros y los vuelos chárter procedentes desde Venezuela, como algo novedoso, mueven el engranaje financiero de esta próspera ciudad manabita.
Este intenso trajinar económico se evidencia en muchas actividades de esta ciudad, desde el simple movimiento de servicios en el aeropuerto Eloy Alfaro, que para Carlos Álava, dirigente de los taxistas del puerto manabita, es una labor rentable. “En la terminal aérea hay compañeros que esperan tres veces al día por el arribo de los cinco vuelos en la ruta Quito-Manta y eso es productivo”, manifiesta.
Otro transportista, Justino Anchundia, asegura que cuando se trabaja en el aeropuerto asegura sus ingresos. “Muchas veces hasta hacemos movilizaciones fuera de Manta y eso deja buenos réditos”, acota.
En el mismo aeropuerto, durante el presente año y tres veces por semana, un nuevo protagonista apareció en escena. Se trata del turista que llega en vuelos chárter procedentes de Venezuela.
Según Celia Higuera, presidenta de la Cámara de Turismo, 380 venezolanos por semana llegaron hasta octubre. Ellos se establecieron una semana para conocer la provincia y luego retornaron a su país. “Este es un nuevo nicho de mercado para Manta”, asegura Higuera. La empresaria señala que la actividad se complementa con la visita constante de ejecutivos, que están inmersos en negocios de pesca e inmobiliarios.
A esto se suma el arribo continuo de cruceros. “Estos cuatro sectores acumulan la llegada de cerca de 50 000 visitantes al año en promedio”, comenta Higuera.
Los negocios de la pesca desplazan hacia Manta, desde Quito y Guayaquil, a compradores, representantes de transnacionales del sector alimenticio, mercadeo y una diversidad de profesionales relacionados con actividades de una cadena de los valores agregados de los productos del mar, que benefician a 14 empacadoras de pescado, reseña Mónica Maldonado, directora ejecutiva de la Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesados del Atún (Ceipa).
A su vez, el sector inmobiliario creció con fuerza en la última década, en Manta. Carlos Garcés del grupo GEM Constructores, viaja continuamente desde Quito al puerto manabita. “Cuando no puedo viajar delego a uno de nuestros profesionales. Ellos deben supervisar al detalle los trabajos que se ejecutan en tres proyectos: dos edificios de apartamentos y uno de oficinas, que se construyen sobre el acantilado, en el extremo sur de la ciudad.
Por el aeropuerto Eloy Alfaro, según datos de la Dirección de Aviación Civil, la media de ingresos de pasajeros a Manta, entre el 2012 y el 2013, fue de 130 000 visitantes. Para Higuera esa cantidad se está manteniendo en el 2014. Dos aerolíneas ofrecen el servicio en la ruta Quito-Manta: Tame y Avianca. Es común que los ejecutivos de los negocios de pesca e inmobiliarios se desplacen por vía área.
“Los clientes corporativos y ejecutivos de negocios son nuestros consentidos, porque representan el ingreso fijo para el sector hotelero, cuando no estamos en temporada alta ni feriados”, dice de su parte Cecilia Palacios ejecutiva del Hotel Cabañas Balandra.
Los visitantes de crucero forman parte del eslabón fijo de turistas desde 1997. El primer crucero llegó con 600 turistas y así comenzó a fluir este tipo de mercado, comentó María Eugenia Abeiga, propietaria de una agencia de viajes de la ciudad de Manta.
Desde 1997 hasta la fecha han llegado al puerto manabita, en 237 cruceros, 236 500 pasajeros según estadísticas obtenidas por el departamento de turismo del Municipio de Manta.
Un crucero deja a la ciudad entre USD 150 000 y 200 000 de ingresos en 12 horas de estadía. Invierten en compra de combustible, agua y cada turista realiza adquisición de artesanías en la feria de la Plaza Cívica frente al malecón de la ciudad. La temporada de cruceros empieza en octubre y finaliza en marzo.