En el local Italstilo, el diseñador de interiores Carlos Maldonado muestra varias opciones de cerámicas a sus clientes. Foto: Jenny Navarro / El Comercio.
La imposición de una sobretasa de entre el 5% y el 45% a 2 800 subpartidas arancelarias tomó desprevenido al sector de la construcción. La larga lista que el Comité de Comercio Exterior publicó el pasado viernes incluye alrededor de 400 ítems relacionados directa e indirectamente con esta actividad.
En el listado constan desde clavos y alicates, ventanas, puertas, papel tapiz, ladrillos, hasta maquinaria pesada como palas mecánicas y excavadoras. También incluye cerámicas planas de diferentes materiales y herramientas utilizadas en el trabajo de albañilería, como llanas y paletas.
Belén Torres, administradora de Construdeck, local de venta de cerámicas y griferías en el centro de Guayaquil, dijo que desde que anunciaron la imposición de nuevos aranceles analizan la posibilidad de vender menos producto importado. En este local comercializan un 30% de cerámicas, sanitarios y grifería importadas, principalmente de Colombia, Perú y España. “No podemos dejar de vender el producto importado, la gente lo pide porque dice que es de mejor calidad que el nacional”.
Hasta el pasado lunes, la comerciante vendía a USD 11 el metro cuadrado de cerámica colombiana. “Si nos llega más caro, tendremos que pasar ese precio al cliente, porque la importadora no va a asumir el incremento”, dijo.
Las piezas de cerámicas, baldosas y similares ingresarán desde hoy con una sobretasa del 25%, mientras que las de mármol lo harán con un 45%.
Al sector importador de estos elementos le preocupa el porcentaje de esta sobretasa arancelaria, que consideran muy elevada. Dalila Gómez, presidenta de la Asociación de Importadores de Cerámica Plana, recuerda que este material decorativo ya tiene un arancel que va del 20% al 40%, al que se sumará un valor adicional de acuerdo con su peso. “Los mármoles, por ejemplo, están gravados con el 20%, y a eso habrá que sumar la sobretasa. Así, el producto termina costando un 65% más”.
En el 2014, el Gobierno impuso cupos a la importación de cerámicas planas como una medida para impulsar la industria nacional. Según el gremio importador, hasta el 2014 la cerámica extranjera cubría el 30% de la demanda nacional.
“Nuestro sector ha sido desde el 2008 muy golpeado por las medidas tomadas. El año pasado salieron de la actividad 56 medianas y pequeñas empresas dedicadas a la venta de cerámica, por la dificultad de importar”, explica Gómez.
Una parte de los artículos para la construcción ya fueron gravados con un 5% con la Resolución 51 del 29 de diciembre del 2014, que incluía unas 588 subpartidas. Entre estas se gravó maquinaria como aplanadoras, máquinas para aserrar, pulir, bombas de hormigón, taladros, cargadoras y herramientas de albañilería.
A Eduardo Martínez, gerente de Case Construction, firma importadora de maquinaria para la construcción, la medida le resulta contradictoria. “Por un lado el Gobierno quiere impulsar la minería, la construcción, las exportaciones de banano y camarón, que requieren maquinaria, pero ahora se la grava con el 45% adicional, cuando ya tiene un arancel del 5%”.
Martínez y otros 15 importadores de maquinaria pesada se reunieron el lunes pasado para analizar las repercusiones de la medida en su sector. “Vamos a tratar de reunirnos con el Gobierno para demostrarles cómo inciden estas elevaciones.
“Creemos que se trata de un error”. “Una minicargadora, por ejemplo, que se utiliza mucho en el agro para recoger cacao, café, y para limpiar zanjas en las fincas, ahora cuesta USD 50 000, pero con el nuevo arancel llegaría a los USD 67 000. Es una carga muy alta”.
Enrique Pita, presidente de la Federación de Cámaras de la Construcción del Ecuador, considera que el impacto de la imposición de sobretasas se reflejará en incrementos de los precios de las obras. “Esto atenta sensiblemente a un sector que genera la mayor demanda de mano de obra no calificada”.
El dirigente cree que todavía no existe la suficiente oferta en el mercado para suplir los productos que se dejarán de importar, especialmente “en modelos y calidades demandados en cierto tipo de proyectos”.
Medardo Robles, propietario de la ferretería Sucre, en el norte de Guayaquil, dijo ayer que desde inicios de este año artículos como cascos, guantes de velcro y plomadas, que importa del Perú, empezaron a llegar con un 20% de sobreprecio. “Lo que estamos haciendo es suplir lo que está caro con mercadería nacional”.