Aunque usted no lo crea, dedicarse a realizar tareas tan rutinarias como cuidar el jardín, componer la pata rota de la mesa herencia de la abuela o entrarle con gusto a crear su propia receta de camarones al ajillo es el mejor remedio para quitarse el acoso de todos esos males que lleva incorporado el tráfago cotidiano actual.
Es más, el enemigo público número uno de esta generación, el estrés, es el principal aliado de esa reivindicación.
¿Seguro? Cien por ciento. La nueva generación de psicólogos descubrió que la jardinería, la cocina y el bricolaje son las mejores herramientas para frenar a este monstruo silencioso. Perder el tiempo en preparar una nueva receta, cambiar el ajado forro del viejo sofá por uno flamante de microfibra o regar regularmente las buganvillas es ganar años, fortaleza y salud.
¿Que no posee un jardín, no tiene una herramienta o no sabe ni cómo colocar un clavo en la pared? Esos no son problemas sino pretextos para no sacarse el clavo.
Basta tener un pequeño terreno de 2 m² para crear un jardín. ¿Vive en un departamento sin un metro de suelo? Pues decídase por las macetas. No hay peros. Lo único que usted debe poner es paciencia y mucho humor. Sin estos ingredientes seguro que se estresa.