Odontología es un servicio que se ofrece en la unidad de Cangahua, en Cayambe. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Carmen Paredes tiene 38 años, siete de ellos asegurada al Seguro Social Campesino. Ella se afilió por las atenciones médicas para sus cuatro hijos. “En el campo hay riesgos y aseguré a mi familia”, dice esta mujer, que reside en la localidad rural de Cangahua, perteneciente a Cayambe.
Los afiliados a este Seguro, que cumplirá 51 años el próximo 28 de agosto, pueden acceder a medicina general, odontología y obstetricia. No solo ellos, también sus familiares, a los que se conoce como dependientes. Además, deben cumplir con el requisito de vivir en el campo y laborar en actividades agrícolas o pesca.
Carmen, por ejemplo, cultiva la tierra con su familia. Antes de afiliarse -cuenta- debía gastar en médicos y medicinas para tratar cualquier enfermedad; también optaba por sacar turnos en los centros de salud del Ministerio del ramo. “Me demoraba mucho en acceder a un médico o especialista”.
Hoy, su situación ha cambiado. Con USD 2,31 mensuales cubre la atención médica, en primer nivel, de toda su familia. Es decir, se tratan heridas, se hacen curaciones y extracciones de cuerpos extraños.
Aunque -reconoce Carmen- ha tenido que esperar más de un mes para acudir a un hospital de especialidades y practicarse dos cirugías: intervención ocular y pólipos uterinos.
En el país hay 1,07 millones de afiliados. 64% son dependientes y 34% son jefes de familia. La cifra total es inferior a lo registrado en el 2016, en donde hubo 1,18 millones de asegurados (sin tomar en cuenta los jubilados). Los datos nacionales son hasta julio y fueron proporcionados por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Renato Araujo es el subdirector Nacional de Gestión y Control del Seguro Social Campesino. Él explica que desde el 2016 se realiza un proceso de actualización de datos, por lo que se “ha excluido a quienes no cumplen con los requisitos y se ha afiliado a 55 000 jefes de familia que lo requerían. Hay un decremento”.
El Seguro Social Campesino se financia con el aporte solidario de las personas aseguradas y empleadores del sistema de seguridad social general.
“Si este Seguro General sube, nosotros también lo hacemos”. En este año, por ejemplo, el número de afiliados del primero incrementó un 2,5%, por lo que el Campesino debe subir la misma cifra, dice.
Adicionalmente, este Seguro se financia con la aportación ya detallada de las jefas o jefes de las familias protegidas, asignaciones fiscales y otros.
Los asegurados pueden acercarse a uno de los 659 dispensarios médicos de primer nivel. En estos puntos trabajan 744 médicos, 617 odontólogos, 19 obstetras, 753 auxiliares de enfermería y dos psicólogos.
El médico Luciano Romero atiende en el dispensario Pasquel, en Pedro Moncayo. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Uno de los dispensarios es el de Guachalá, en Cayambe. En este espacio se atiende entre 250 y 300 pacientes en medicina general, y más de 180 en odontología. La doctora general Sofía Rivera explica que las principales patologías que se tratan son las respiratorias, oculares, hipertensión y diabetes. En estas dos últimas se trabaja en prevención y promoción de la salud.
Si la patología se complica -dice- se realizan referencias a hospitales de especialidades, ya que el Seguro Campesino no cuenta con establecimientos de segundo y tercer niveles. Los campesinos ocupan las mismas casas de salud especializadas de un afiliado general. “En un mes derivamos al 15% de pacientes”, señala.
José Farinango tiene 55 años y es representante de las comunidades de la provincia de Pichincha. Él cuenta que la lucha de los campesinos se ha ido consolidando por el acceso a la salud. Se han visto mejoras en materia de infraestructura, médicos y medicinas.
El dispensario Pasquel, por ejemplo, fue remodelado. Es parte de las unidades médicas que han sido repotenciadas. 22 de 39 dispensarios fueron mejorados en Pichincha, Napo y Orellana. “Pasaron de chozas a dispensarios óptimos para los afiliados”, señala Rafael Jarrín. Es coordinador provincial del Seguro Campesino .
Pese a ello -señala Farinango- aún faltan algunas adecuaciones, como la implementación de laboratorios.
Sobre el presupuesto para este Seguro, el monto asignado registra este año un incremento respecto de los últimos cuatro años. Pasó de USD 316,8 millones, en el 2016, a USD 443,1 millones, en el 2019.