En la vía Panamericana Norte, a la altura de Atuntaqui, hay dispositivos que registran la velocidad de los vehículos. Foto: Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Entre el valle de El Chota (Imbabura) y San Gabriel (Carchi) no existe ningún control de la velocidad de los automotores que circulan por la vía Panamericana Norte. En ese tramo, un bus se accidentó el 12 de mayo de 2019 y segó la vida de nueve personas.
Al pasar esa zona y antes de ingresar al cantón Huaca aparece un radar, pero no está operativo desde el 8 de abril, cuando fue cubierto con una bandera por un grupo de conductores. Allí el límite máximo de velocidad es 50 km por hora.
Ese sector, donde la Panamericana atraviesa al cantón, es uno de los sitios considerados críticos, por los altos índices de accidentabilidad que demostró un estudio de Movildelnor; esta entidad tiene el control de ese y otros 2 dispositivos en Imbabura y Carchi. Esa empresa fue creada por la Mancomunidad del Norte que agrupa a 15 municipios de cuatro provincias, para el manejo de la competencia del tránsito.
Desde abril no se ha llegado a un acuerdo entre las entidades implicadas sobre la reubicación del dispositivo en Huaca o su retiro definitivo.
Dirigentes del transporte y conductores de Carchi se convocaron el martes en Huaca, para pedir el retiro de radares. Foto: Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Para el coronel Édgar López, gerente de Movildelnor, estos aparatos son el único mecanismo para evitar accidentes por exceso de velocidad, al menos en esta zona. “Se han dado charlas educativas, folletos, pero no se ponen en práctica. Tiene que haber algo que controle, sancione y obligue a cumplir y eso hace el dispositivo, con eso estamos previniendo la mortalidad”.
Los conductores que fueron sancionados por superar los límites de velocidad marcados por este dispositivo cubrieron el radar en abril, en una protesta. El martes pasado volvieron con su reclamo e insistieron en la desinstalación de ese equipo o su reubicación.
Paúl Champutiz, director distrital en Carchi del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), explica que luego de inspeccionar esta zona se realizará un informe para determinar otras opciones para el control de velocidad. “El Ministerio no renuncia a la ubicación de fotorradares, pero se lo debe hacer de una manera técnica y coordinada”.
La evaluación, agrega Champutiz, se hace en una comisión donde participan representantes de otras entidades. Allí se analizan otras propuestas que “no generen multas y caos. El objetivo es reducir los accidentes”, dice Champutiz.
Más señalética horizontal o la instalación de semáforos inteligentes son algunas de las alternativas que propone esta autoridad y los conductores que han cancelado hasta USD 2 000 por exceder los límites de velocidad en ese tramo.
“Nosotros que ya conocemos pasamos por aquí a 50km, pero los carros que vienen desde Colombia pasan hasta 80 km. ¿Dónde está la seguridad? Un semáforo hace parar a los vehículos, un radar no”, dice Andrés Rosero, un conductor que canceló más de USD 1 000 en multas marcadas por el dispositivo en Huaca.
Un caso parecido se tuvo en abril del 2016. El MTOP ordenó la suspensión de dos radares en el ingreso norte y sur de Ibarra, que estaban a cargo de Movildelnor. Fueron retirados por estar en la vía estatal y no en la urbana.
En la E35, en Imbabura, funcionan 14 dispositivos bajo el control de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). En todo el país, este organismo tienen el manejo de 384 aparatos fijos y móviles.
El año pasado, la CTE anunció la reubicación de 100 radares en todo el país, como parte de un plan para reducir los accidentes de tránsito, pero en el actual departamento de Comunicación se informó que desconoce ese proceso.
En Ibarra, que es parte de la Mancomunidad, está el único radar fijo y habilitado y que es manejado por Movidelnor, en la avenida 17 de Julio, cerca de la Universidad Técnica del Norte (UTN) y una escuela. Allí, los conductores reducen súbitamente la velocidad porque el límite máximo es de 50 kilómetros por hora.
Darío Pupiales, conductor de taxi, pasa por allí unas 20 veces al día y afirma que sí es una ayuda. “Antes parecía una pista de carreras. Casi no se podía pasar porque subían y bajaban a toda velocidad”.
Plinio Bejarano cuida los vehículos que se estacionan en las inmediaciones de la UTN y, pese a que está de acuerdo con la ubicación del radar, cree que ese u otro aparato debería estar más cerca de la escuela, donde cuenta que se han presentado varios accidentes. “Los carros pasan muy rápido y es peligroso por los niños”.
Para otros conductores como Renato Uruano, el radar de esa zona les causa molestias, porque se controla una velocidad menor a los 50km por hora. “Bajamos a ese límite, pero igual nos multan”.
Antes de su posesión, la alcaldesa de Ibarra, Andrea Scacco, expuso como una de sus propuestas la eliminación de los radares móviles (15) que están en toda la ciudad, pero no la desinstalación del radar fijo. Tras su posesión, ella prefirió no pronunciarse.
Para Jairo Pozo, presidente del Comité Cívico del Carchi, las sanciones que registran radares como el de Huaca afectan a conductores, comerciantes y turistas. “Son multas exageradas, eso es lo que estamos reclamando”.