Un viaje a Gualea significa alejarse del trajín y del ruido de la ciudad. Ubicada en la biorregión del Chocó, a dos horas de la ciudad de Quito, por la vía a Pacto, es una de las 10 áreas más biodiversas en el mundo.
Saúl Narváez, promotor de turismo, explica que de las 8 000 plantas vasculares existentes en el país, 4 000 están en el noroccidente del Distrito. Eso crea un ambiente apropiado para el desarrollo de cerca de 450 especies de aves. Los tayos son las más representativas. Aunque vistas en los nidos parecen pequeñas, tienen un peso promedio de 3 kg y en vuelo alcanzan 1 m con las alas extendidas.
Es la única especie de ave frugívora (que se alimenta de frutos). Su actividad es principalmente nocturna. Durante el día se los puede observar a escasos metros en sus nidos.
Para apreciarlos hay que llegar hasta una profunda grieta en la hacienda Miravalle, en el barrio Bellavista. Las visitas se hacen con reservación. La familia Morales se encarga de atender a los turistas. El recorrido dura alrededor de dos horas y es toda una aventura.
A bordo de un tractor, los visitantes llegan hasta la entrada de un sendero donde la tagua, chonta, sangre de drago, etc., son algunas de las especies nativas que se conocen en el trayecto.
Tres escaleras conducen al fondo de la grieta donde anidan los tayos. Los más aventureros pueden hacer el descenso con cuerdas a rapel.
Los tayos son muy celosos de sus nidos, por lo que es mejor observarlos en silencio.
Cuando sienten una presencia extraña emiten un sonido, cuyo eco invade todos los rincones de la grieta.
De regreso se atraviesa una granja de cítricos donde los visitantes pueden degustar de la fruta sin limitación. Cuatro variedades de mandarina y árboles que de un lado producen naranjas y del otro, mandarinas intrigan a los turistas.
Una colección de piezas arqueológicas, que se exhiben en un museo de sitio, demuestra que Gualea fue un gran señorío del pueblo Yumbo (entre el 800 y el 1400 d. C.) . Narigueras, morteros, vasijas y otros utensilios son solo una muestra de la riqueza de esta cultura.
La sazón local de las sopas, secos de gallina de campo y platos típicos complementan el viaje.
Cuando visite esta parroquia rural tenga en cuenta estos consejos
Para disfrutar del viaje es recomendable utilizar ropa ligera y cómoda, como sacos de manga larga
y pantalones de telas finas, que se sequen fácilmente. Si va a practicar el rapeling, es posible que necesite
ropa extra.
El protector solar no debe faltar en la maleta, en la estación seca, el sol es intenso. Recuerde elegir la crema y el índice de protección solar según el tipo de piel. También se recomienda el uso de repelentes de insectos.
Las gafas con filtros UV absorben los rayos UVA y UVB que pueden ser perjudiciales para la vista. Además, protegen del polvo y de partículas que pueden penetrar e irritar los ojos. No olvide la cámara de fotos y un par de largavistas.
En Nanegalito se puede saborear la fritada, muchines de yuca con café y pescado. En el barrio Santa Marta hay una fábrica de quesos. En la hacienda Miravalle, previa reservación, se preparan almuerzos con gallinas de campo.
También está disponible una zona para acampar. Los turistas deben llevar su propio equipo de campamento, que incluye carpas, ‘sleeping’, aislantes, etc. La disponibilidad del campamento se coordina con una reservación.
La hacienda Miravalle se encuentra a dos horas al noroccidente de Quito. Pasando la entrada a Tulipe, el camino es de segundo orden con lastre. Hay buses interparroquiales que
salen desde La Ofelia hasta el centro de Gualea.
Para el ingreso a la hacienda Miravalle puede
comunicarse al teléfono
08 267 1837 de Marcia Suárez o al 09 596 3004 de Saúl Narváez, para reservaciones. La entrada cuesta USD 4 para turistas nacionales
y USD 10 para extranjeros.
El costo de la entrada incluye la guianza hacia la cueva de los tayos, la práctica de rapeling en la cascada, la visita al museo arqueológico y toda la fruta que cada visitante pueda comer. Si desea sacar fruta hay un costo extra.