El sector de La Comuna comenzó a levantarse en las faldas del Pichincha desde inicios del siglo XX cuando contaba con apenas 200 habitantes. Miguel Ángel Pavón, conocido exdirigente de ese sector, cuenta que el 26 de julio de 1911 el presidente Eloy Alfaro suscribió el decreto ejecutivo con el que le otorgó su personería jurídica.
Santa Clara de San Millán, ese es el nombre de esta jurisdicción especial que se rige por leyes propias y asambleas que se convocan cada 45 días. Desde su época hasta hoy, la gente de La Comuna tuvo que aprender a vivir en medio de la naturaleza y los riesgos que implican los deslizamientos de tierra o aluviones. El más grave ocurrió a las 18:30 del lunes último tras el colapso de la quebrada El Tejado, localizada al sur de ese sector junto a la avenida Mariscal Sucre, el cual arrastró todo lo que encontró a su paso.
María Tipantocta, de 72 años, contó que nació y creció en La Comuna. Con pesar, lamentó que la tragedia del lunes es la más grave y se debe a que el Municipio no interviene en el sector con obras. “A mis hijos casi se los lleva la creciente cuando trataban de destapar la tubería colindante a la quebrada”.
Ella asegura que hace más de 50 años, en ese sector había pocas mediaguas con calles de tierra y sin aceras. Se nutrían del agua que bajaba de las vertientes ubicadas en las laderas del Pichincha. Antes la gente se dedicaba a la agricultura y ganadería, ahora la mayor parte labora en comercio autónomo y en las zonas más altas los comuneros tienen sus propios huertos para autoabastecerse.
Si bien las viviendas fueron construidas en la empinada calle Humberto Albornoz -acota Tipantocta- jamás tuvieron emergencias tan graves como la del lunes. La razón: en esos años casi no había deforestación y no se arrojaban grandes cantidades de basura y escombros a la quebrada.
Ella y otros vecinos aseguran que la unión y solidaridad han marcado la vida de ese sector. Por eso, ayer por la mañana se organizaron para limpiar una alcantarilla tapada en las calles Humberto Albornoz y Santa Clara. El albañil Vicente Llumitaxi ingresó al sumidero y sacaba la tierra y basura con baldes. “Expongo mi vida aquí porque tengo una familia que cuidar y no quiero que esto colapse”.
Marco Chavarrea, dirigente de La Comuna Alta, comentó que con la gente se unieron para limpiar las tuberías. Con preocupación, contó que un colector localizado 10 metros más arriba de la calle Albornoz se está tapando y necesitan una intervención urgente de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps).
Allí se formó una capa gruesa de tierra y vegetación, de aproximadamente un metro de alto, que conforme avanzan los días aumenta su espesor. “Tenemos miedo que se produzca un desbordamiento de las aguas provenientes de la montaña”, expresó el vecino Marco Barahona.
Ante las quejas de los moradores, Othon Zevallos, gerente general de Epmaps, manifestó que enviará un equipo de técnicos y obreros para que limpien la alcantarilla de la Comuna Alta. Durante la mañana, él vigiló los trabajos que se ejecutaron en la quebrada El Tejado. “He subido a la cuenca alta (de la quebrada) y no existe una situación inminente de riesgo”.
Ayer por la noche, trabajadores y maquinaria de Epmaps abrieron un punto de drenaje del agua. Aspira que en los próximos tres días se logre evacuar todo el embalse. El ingeniero José Negrete, coordinador de mantenimiento vial del Gobierno de Pichincha, informó que en total se han evacuado 2000 metros cúbicos de tierra y para esas tareas se utilizaron dos excavadoras, dos retroexcavadoras, dos cargadoras, un trailer y 12 volquetas. Esos equipos y obreros permanecieron todo el día en la zona.
Mientras los equipos ejecutaban los trabajos, los vecinos continuaban ayudándose. Brindaban alimentos entre los damnificados, obreros, bomberos, militares y policías. Una ración de pan con café o chocolate caliente se distribuyó desde antes de las 07:00. Otros vecinos ayudaban limpiando las fachadas de las casas afectadas por el lodo. Mojaban las paredes sucias con mangueras y pasaban la escoba.
Viviana Medina contó que su hermana tiene distrofia muscular y perdió todos sus enseres del hogar. Incluso las paredes y puertas de su casa quedaron completamente destrozadas. Tiene una hija de 12 años y por el momento se encuentran en la casa de unos familiares que los acogieron.