Tres parques del norte de Quito con escasa afluencia este lunes 10 de agosto

Las personas deben usar mascarilla y mantener el distanciamiento social en los parques. Foto: EL COMERCIO

Una baja afluencia de deportistas y familias se reportó en los parques de San Carlos, Bicentenario y La Carolina, ubicados al norte de Quito, durante la mañana de este lunes 10 de agosto del 2020.
Este Diario hizo un recorrido en esos sectores. En el parque de San Carlos, los aparatos para hacer gimnasia al aire libre permanecieron abandonados. Aproximadamente 50 personas salieron a trotar, caminar, pasear con sus mascotas y montar bicicleta. “Hay poca gente con relación a los feriados registrados antes de la pandemia”, manifestó el vecino Hernán Vaca, quien se distrajo junto a su hijo de 10 años.
Antes -acotó el morador- los deportistas hacían fila para utilizar las canchas deportivas. Ahora, estas permanecen cerradas por bioseguridad. “Normalmente, este parque suele estar lleno en feriado. Los juegos infantiles repletos de niños. Las mascotas suelen ingresar a la pileta”.
En el Bicentenario hubo poca gente. La zona de parqueaderos recibió a pocos vehículos durante la mañana. Hubo varios ciclistas. Algunas personas se sentaban a tomar sol en las bancas o se acostaban sobre el césped. “Para ser feriado hay pocos visitantes. Está como desolado si comparamos con otros días de descanso. Me esperaba más gente hoy”, dijo Diego Nieves, quien salió a pasear con sus hijos.
El mismo panorama se reportó en el parque La Carolina. En la pista atlética apenas hubo unos 10 deportistas hasta las 10:00. Las canchas lucieron vacías y cerradas. Pocas familias salieron a caminar con sus mascotas. “Antes, hasta las 10:15 comercializaba unos 30 helados. Ahora apenas cuatro a la misma hora. Hay pocos deportistas”, manifestó la comerciante Blanca Plascencia. La mujer esperaba que en la tarde se incrementen las ventas.
En el Metropolitano hubo más usuarios. El parqueadero se llenó de vehículos a las 11:00. Varios conductores no encontraron espacio para sus autos y se fueron. En la calle Guangüiltagua se instalaron puestos para la venta de cometas, helados y toda clase de alimentos. Al interior, la gente ocupaba los espacios verdes para tomar sol, pasear con mascotas y descansar. Niños y sus padres disfrutaban de los juegos de madera. Francisco Tigse volvió a ese lugar a los cinco meses para que sus hijos se distraigan. Llevaba alcohol y gel para untarse en las manos. “Buscamos espacios abiertos para evitar las aglomeraciones”.