En dos horas, un promedio de 400 conductores son sancionados por exceder el límite de velocidad en la ciudad. Este es el resultado de los operativos que realiza el Grupo de Tránsito de Pichincha con los fotorradares.
Los controles se cumplen de acuerdo con el Reglamento a la Ley de Tránsito, que entró en vigencia el pasado 25 de junio. Hasta la semana pasada se aplicaban solo las sanciones pecuniarias (USD 82,20) y la disminución de seis puntos en la licencia.
Sin embargo, desde esta semana, los infractores irán a prisión. La Ley de Tránsito establece tres días de cárcel para quienes excedan el rango moderado (ver tabla). Según Washington Martínez, jefe de Operaciones de la Unidad de Servicios, desde hace tres semanas se implementó este sistema, que reemplaza a las pistolas que servían para el control.
En este tiempo se han entregado 4 000 citaciones en la ciudad.
El policía Luis Gaibor, uno de los seis operadores de los equipos, contó que en los operativos se detuvo a cuatro conductores, pero por no contar con puntos en la licencia. “Hubo casos en los cuales debían entre 16 y 20 puntos”.
Con los fotorradares, la Policía arma una base de datos sobre las zonas conflictivas. La curva de Santa Rosa, la av. Simón Bolívar (desde la Morán Valverde hasta la Rumiñahui), la av. Velasco Ibarra y la Mariscal Sucre (desde San Carlos hasta El Condado) son los puntos identificados hasta ahora. Por ejemplo, en la Simón Bolívar, la velocidad permitida es de 90 km/h, pero hay conductores que circulan a 120 km.
Además, en esta vía se debe tener cuidado porque hay tramos en donde se exige la reducción de la velocidad hasta 50 km/h, porque se pasa por zonas pobladas.
El lunes pasado, un fotorradar estaba instalado en la av. Del Maestro y Galo Plaza. Patricio Díaz, otro operador, calibró el equipo. Primero determinó el ancho de la vía y los carriles a analizar. En el sitio se aplicó el control en los dos carriles, el uno tenía 3,25 m y el otro 3,30 m.
Este equipo mide hasta a una distancia de 4 kilómetros, desde donde dispara la fotografía.
Además, registra automáticamente a los vehículos cuyos conductores irrespetan el límite establecido en la Ley, según el tipo de vías: urbanas, perimetral, rectas o curvas. De cada automotor infractor se obtiene la foto, número de placa, la hora y velocidad a la que circulaba.
Otra de las novedades es que el fotorradar, a través de un sensor, registra a todos los carros que incumplen la velocidad. Es decir, si en una vía circulan 20 vehículos a la vez y los 20 infringen la velocidad, todos serán registrados y sancionados. Antes, con la pistola se lo hacía de manera individual, quedaba a criterio del policía a quién se le sanciona.
Quito cuenta con dos fotorradares. Se prevé que hasta fin de año se incrementen a 10. Los equipos son ubicados en diferentes avenidas. En las próximas semanas, los controles se enfocarán en el transporte urbano y de carga.
Martínez dijo que la intención es que el fotorradar logre un cambio de actitud. “A mayor velocidad, menor tiempo de reacción y mayor es la consecuencia”.
Ecovía. En el trayecto de la Río Coca a La Marín
La 6 de Diciembre es una autopista
El límite de velocidad para el transporte públicos es de 40 km/h. Sin embargo, la unidad 26 de la Ecovía circuló el lunes, a las 12:36, a 45 y 50 km/h. En la av. 6 de Diciembre, entre las paradas Galo Plaza y Eugenio Espejo, de norte a sur, fue el tramo en donde tomó más velocidad.
Los pasajeros que viajaban de pie se movían de un lugar a otro. En el giro por la av. Tarqui, para tomar la Gran Colombia, los pasajeros se quejaron. Hubo casos en los cuales chocaron entre ellos. En el articulado había mujeres con niños. “Despacio”, decían.
En el trayecto no se observó control policial. La unidad disminuía la velocidad en las intersecciones que estaban semaforizadas. Por ejemplo, lo hizo en la av. Colón. Allí circuló a 20 km/h.
Sur oriental Quitumbe – Las Universidades
Más velocidad en el intercambiador
El conductor del bus articulado número 46 se excedió en el límite de velocidad. Alcanzó los 60 km/h, a las 12:50 de ayer.
El velocímetro digital se mantenía en un rango de entre 50 y 59, lo permitido es 40. En el intercambiador de la av. 12 de Octubre y Patria, de sur a norte, fue en donde más velocidad registró: 63 km/h.
En la misma ruta, el bus número 22, que iba de la parada De las Universidades a Quitumbe , también mantuvo un rango de velocidad de entre 45 y 56 km/h. A las 13:30, la unidad estaba repleta. María Soria viajaba con sus dos nietos de 5 y 4 años. Ella iba de pie y cada vez que el bus arrancaba, se sujetaba con fuerza de un pasamanos. “No son conscientes de que llevan personas, no somos animales”.
Trolebús Estación La Y-El Recreo
El lunes sí se respetó la velocidad
A las 12:08 del lunes salió el bus número 12 de la Estación La Y, en el norte. Estaba lleno de pasajeros. El conductor viajó a una velocidad de 38 km/h. En los pasos deprimidos aumentaba la velocidad y llegaba hasta los 42 km/h. Esto sorprendió a los pasajeros, porque estaban acostumbrados a que estos buses “corran”.
María Luz Morocho viaja todos los días en el trole de su casa al trabajo. Ella dice que hay veces que pide al conductor que baje la velocidad, porque teme que ocurra un accidente.
Se quedó nerviosa después del último incidente con uno de estos buses, cuando una unidad ingresó al parque de El Ejido. El lunes, el bus 12 avanzó tres paradas, hasta El Florón, en siete minutos, respetando la velocidad.
Corredor Central Norte La Ofelia-La Marín
Las unidades van hasta a 62 km/h
Los pasajeros que viajaron en la unidad 51 del Corredor Central Norte, a las 11:30 del lunes, lo hicieron muy agarrados de los tubos de la carrocería.
El conductor no respetó el límite de velocidad y llegó hasta los 57 km/h. Diego Becerra se subió en la parada Edmundo Carvajal. Él ya está acostumbrado a viajara a gran velocidad. “En estos buses es así”.
En el intercambiador de La Y, el velocímetro marcó 62 km/h. Becerra, quien estaba parado, tuvo que sujetarse con ambas manos. En el interior de la unidad se oscureció y las personas se incomodaron, pero el conductor no disminuyó la velocidad.
Becerra se bajó en la parada Brasil; hasta ese sitio, la unidad se hizo tres minutos. “Es cosa de todos los días, no hay control”.
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