La Mariscal, en el norte de Quito, es una zona turística que se caracteriza por la presencia de bares, discotecas, karaokes y en general locales de diversión nocturna. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Desde el 1 de junio del 2018, hasta el 30 de ese mes, 36 establecimientos que funcionan en el sector de La Mariscal, norte de Quito, fueron notificados por la Secretaría de Ambiente por exceder el límite de contaminación acústica que establece la norma.
Verónica Arias, secretaria de ambiente del Distrito, explica que los controles se realizan de manera permanente, de 22:00 a 02:00. En las visitas, en las que se mide el nivel del ruido, participan la Secretaría de Ambiente, la Secretaría de Seguridad y Gobernabilidad, la Agencia Metropolitana de Control, la Policía Nacional, Quito Turismo y la Administración Zonal La Mariscal.
La Mariscal es una zona turística que se caracteriza por la presencia de bares, discotecas, karaokes y en general locales de diversión nocturna.
Realizar los controles toma alrededor de dos horas por establecimiento. Los datos se procesan en el laboratorio de la misma institución metropolitana y el respectivo informe se entrega directamente al local comercial.
En el caso de estar fuera de la norma, el dueño del negocio tiene un plazo de 60 días para tomar los correctivos necesarios y cumplir con lo establecido.
Una de las opciones es colocar aislantes de sonido para evitar que las afueras del local se contaminen con el ruido.
De no cumplir con el plazo otorgado se envía un informe con el incumplimiento a la Agencia Metropolitana de Control, quien se encarga de sancionar. Las multas por esta falta van de dos a ocho Salarios Básicos Unificados.
En junio, los controles se realizaron en la Plaza Foch y sus alrededores. Arias explica que en ese sector, la autoridad trabaja de la mano con la comunidad.
Los vecinos comentan sus necesidades y se realiza un trabajo integral con el objetivo de convertir a la zona en un espacio con niveles regulados de ruido.
La mayor contaminación sonora en el Distrito ocurre debido a que hay locales comerciales que colocan afuera de los establecimientos parlantes. Sucede especialmente en exteriores de bares y discotecas, pero también en farmacias, tiendas, restaurantes y locales de venta de ropa, muebles y repuestos. Otra fuente de ruido es el generado por el tráfico vehicular.
La Ordenanza 213, en su artículo 371 especifica que aquellos establecimientos que mantengan equipos o aparatos sonoros que superen los límites permitidos, serán notificados y la AMC procederá al retiro inmediato de los dispositivos. La normativa prohíbe hacer publicidad con campanas, altavoces, silbatos, sirenas y otros aparatos similares.
Si alguna persona desea denunciar a un establecimiento ruidoso, puede hacerlo directamente en la Secretaría Metropolitana de Ambiente (Río Coca).