Para mí, la libertad es la posibilidad de poder decir, hacer o decidir cosas en mi vida sin interferencias, presiones ni restricciones de ninguna clase.
No obstante, es necesario aclarar que mi libertad acaba donde comienza la del prójimo. En esto es vital no confundir la libertad con libertinaje, porque cuando nuestros actos afectan a los demás, es un opuesto de la libertad y del desarrollo social.
Este valor es indispensable para tener relaciones comerciales con cualquier persona o compañía. Asimismo, es el motor para buscar oportunidades de negocios, exportar, importar, realizar alianzas estratégicas. Todo esto para alcanzar beneficios que mejoren la calidad de vida de mi familia.
Pero no solo en el aspecto económico, porque la libertad beneficia la forma de comunicarse y al desenvolvimiento de la sociedad. Es un engranaje que mueve a las personas dentro del respeto y la armonía.
Yo considero que nadie debe imponer la libertad debido a que está ligada al pensar y actuar de cada uno. Por ello, la fuerza y la coacción no tienen cabida dentro de este precepto.