Jonathan, desde hace un año, forma parte del equipo técnico de abordaje que ayuda a otros pequeños a cambiar su vida. Foto: Cortesía Patronato San José
Cuando Jonathan Alvarado, un joven tímido de 21 años, habla de su niñez, parece como si estuviese contando parte de una película. Cuando cumplió siete años abandonó a su familia e hizo de las calles su hogar. Dice que se cansó de los malos tratos que recibía en su casa, de tener que obedecer órdenes, así que durante tres años durmió en parques, sin abrigo.
En las calles hizo nuevos amigos. Aprendió oficios que le permitieron ganarse la vida, como a limpiar zapatos, vender caramelos y hacer malabares. Las noches eran más duras todavía. No siempre lograba reunir lo suficiente para llevarse un bocado al estómago. Dormía con frío y con hambre.
A sus 10 años, conoció la droga. Con ella intentaba hacer más llevadera la vida de calle. Hasta que un equipo de la Unidad Patronato Municipal San José de Quito lo abordó mientras dormía en un parque y fue invitado a la Casa de la Niñez 2, ubicada en Conocoto.
A pesar de que allí encontró alimento, cariño y una cama caliente, no fue fácil dejar su vida pasada. Hoy, Jonathan cuenta que tuvo tropiezos, que un par de veces abandonó el hogar, hasta que un día tomó la decisión.
Jonathan, desde hace un año, forma parte del equipo técnico de abordaje que ayuda a otros pequeños a cambiar su vida. Pertenece a ‘La Casa del Hermano’, un espacio que atiende a las personas en situación de calle. Aquí las personas en situación de calle llegan, se alimentan, puede hacer un aseo personal, cambiarse de ropa, y lo más importante, reciben terapias psicológicas individuales y familiares.
Además, reciben acompañamiento para atención médica, terapias ocupacionales procurando lograr la vinculación socio- familiar y económica.
“Mi brother”, “mi llave”, “mi causa”, les dice a los habitantes de calle, y es que, quien mejor que él, para hacer los abordajes. “Yo conozco cómo es la vida en calle. Ellos no quieren escuchar a un señor de corbata quieren a alguien que los entienda”, dice convencido de un trabajo que le ha dado muchas satisfacciones.
Una vez logró ayudar a un hombre que vivía bajo el puente del río Machángara. Lo convenció de ir a La Casa del Hermano y de ahí pasó al Hogar de Vida 2 donde le dieron terapias. Ese hombre logró rehabilitarse y se volvió con su familia en Santo Domingo.
Hace dos años, Jonathan terminó el bachillerato. Estudió en escuelas fiscomisionales, y en el colegio municipal Nueve de Octubre donde fue escolta de la bandera.
Ninguno de sus hermanos ha terminado el colegio, su papá culminó la escuela en la cárcel. Jonathan es el primero en ir a la Universidad.
Gracias a un convenio interinstitucional entre la Unidad Patronato Municipal San José y la Universidad Internacional del Ecuador, Jonathan Alvarado es beneficiario de una beca que le permitirá estudiar Derecho y convertirse en abogado. Ya tuvo una entrevista para su admisión académica.
¡Nunca imaginé estar en esta universidad! ¡Está bacana! ¡Es full grande! ¡Tiene caballos! Dice que el Patronato es su segunda familia. “ Me ha dado tanto. Ahora sé que, si una persona hace bien las cosas vienen full cosas buenas para su vida, puede lograr mucho (…) pienso aprovechar la beca. No voy a descuidar mis estudios, voy a aprovechar. Y cuando sea profesional, voy a ayudar a las personas como la vida me ayudó a mí”.
Gabriela Cevallos, directora de ejecución técnica del Patronato San José, explica que la entidad se encarga de ejecutar programas y proyectos sociales con el fin de favorecer el ejercicio y la restitución de derechos de los diferentes grupos de atención prioritaria y de aquellos que se encuentren en situación de vulnerabilidad.
Cada año, atiende a más de 3 840 personas en diferentes proyectos como prevención y atención en caso de violencia de género, atención a habitantes de calle, atención integral en adicciones, erradicación del trabajo infantil, inclusión y atención a discapacidades y circo de luz.
Además, trabaja en atención integral del adulto mayor en situación de vulnerabilidad y cuenta con un centro de cuidado diario para personas adultas mayores.