A lo largo de 3,5 km de la av. Mariscal Sucre, entre la calle Toacazo y la av. Rodrigo de Chávez, hay 10 paradas de bus. Dos tenían una caseta, al resto se identificaba con un letrero o una señal poco visible pintada sobre la calzada.
Desde las 06:40, Darío Acuña esperaba el alimentador del trolebús en la acera de la av. Mariscal Sucre, en La Santiago. Cursa el sexto año de básica en la escuela Velasco Ibarra, en el Camal. En ese sitio había más de 15 personas que también esperaban bus.
En el lugar, no había ningún tipo de señal o infraestructura que indicara la parada. Sin embargo, los conductores de transporte público se detenían constantemente para dejar y recoger pasajeros.
A las 06:55, el alimentador llegó. Circulaba lleno, por el carril izquierdo y parecía que el conductor no tenía intenciones de detenerse. Acuña y otros pasajeros aprovecharon que el bus se detuvo en el cambio de luz del semáforo y cruzaron la calzada para subirse en medio de la vía. Acuña se perdió entre la multitud.
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La señalización y el mejoramiento de paradas fue una de las 24 medidas propuestas por el Cabildo para optimizar la movilidad en la ciudad. En total se instalaron 429 paradas. Patricio Ubidia, presidente de la Comisión de Movilidad, explicó que también hay falta de colaboración por parte de los usuarios y conductores.
La Ley de Tránsito establece una multa de USD 39,60 y la reducción de 4,5 puntos en la licencia para los conductores que no respeten las paradas. Sin embargo, el control por parte de la Policía en la av. Mariscal Sucre no se aplica por la falta de señalización.
En la esquina de la av. Ajaví tampoco hay una parada señalizada. Cuando un bus se detiene, los estudiantes, trabajadores y otros usuarios del transporte público se aglomeran en las puertas para subir. Nadie hace fila.
En la esquina de la calle Sigchos, Andrés Ordóñez miraba con atención los letreros de los buses. Esperaba uno que lo llevara por la av. Napo hasta el Colegio Montúfar. Aseguró que entre las 06:00 y las 07:00 es difícil tomar un bus en esa intersección. “Pasan llenos y no paran”. Gabriela Román, estudiante del Colegio Amazonas, está segura de que si los conductores se detuvieran únicamente en las paradas, el viaje sería más corto. Para ella, el irrespeto de las paradas se debe a la falta de señalización, infraestructura y control policial.
El pasado lunes, se aprobó en segundo debate la Ordenanza que establece medios y sistemas tecnológicos de monitoreo del transporte público. Según esa normativa, el Cabildo tendrá la facultad de utilizar como prueba la información emitida por estos sistemas para la aplicación de sanciones por faltas administrativas y contravenciones de tránsito. “Las sanciones empezarán a aplicarse una vez que la Ordenanza se publique en el Registro Oficial, en unos 10 días”, aseguró Ubidia.
A la altura de la calle Viracocha, en La Magdalena, hay una parada con cubierta y un panel informativo. Pero la mayoría de pasajeros suben y bajan de los buses a varios metros del lugar. Como los conductores se detenían en cualquier sitio a lo largo de la cuadra, Alexandra Almache intentaba adelantarse al resto de personas para subir al bus antes de que la gente se amontonara.
Una realidad similar se observa a la salida de los colegios. A las 13:35, Angélica Rosales y otros 10 estudiantes del Colegio Manuela Cañizares esperaban un bus en la av. 12 de Octubre y Foch. A pocos metros había una parada. Rosales dijo que prefiere tomar la unidad lejos del sitio señalado para evitar la aglomeración.
A las 14:10, una ligera llovizna cayó sobre el sector. Varias personas caminaron hasta la parada de la Colón y 6 de Diciembre. Pero el techo no alcanzó a cubrir a todos los transeúntes. Algunos se acomodaron a los costados.
Ubidia señaló que en un mes, el Cabildo presentará un plan de gestión del transporte público con una propuesta para la reorganización de horarios, rutas y frecuencias de los buses. “Esperamos que el plan se aplique en el primer semestre del 2012”.